Los eventos extremos tienen importantes efectos en la sociedad y existe una percepción generalizada del aumento en su recurrencia en todo el país. Los eventos recientes incluyen la megasequía en la zona central y sur (2010-2016), la peor floración de algas nocivas jamás registrada en Patagonia, la temporada de incendios sin precedentes de 2017 y grandes inundaciones y deslizamientos de tierra en el centro-norte de Chile (2015 y 2017).
Cuantificar, comprender y proyectar la ocurrencia de extremos climáticos es relevante dados sus efectos en los sistemas naturales versus los sistemas alterados. Los aumentos en la población y la expansión del uso del territorio aumentan nuestra exposición a eventos extremos, y existe una necesidad urgente de estudiar y apoyar a las comunidades para pasar de la vulnerabilidad a la resiliencia.
Para avanzar en esta línea de investigación, es imperativo cuantificar el papel de la variabilidad natural y las variaciones en eventos extremos basadas en datos históricos y paleo-reconstrucción. Paralelamente, buscamos atribuir el aumento aparente en la ocurrencia de eventos extremos seleccionados en las últimas décadas al forzamiento climático antropogénico, utilizando técnicas de vanguardia. Por último, nuestro objetivo es estimar los posibles cambios en la frecuencia, intensidad y duración de los eventos extremos seleccionados durante el siglo XXI.