Cambio climático: no basta con intentar frenarlo, sino con cómo saber enfrentarlo (Radio Pauta)

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    La directora ejecutiva del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, Andrea Rudnik, detalló cómo este tema condiciona las inversiones y las conductas de las personas.

    Por Fernanda Monasterio

    Chile, país de desastres naturales, o desastres de origen natural, como realmente se debe llamar a estos eventos. Si no es un terremoto, es una sequía. Si no es una sequía es un aluvión. Si no es un aluvión es un incendio forestal.

    La lista suma y sigue, pero si algo está claro es que el cambio climático ha llegado a extremar estas situaciones. «El cambio climático es un problema grave, complejo y transversal, que cruza todos los sectores, países y personas. Hemos avanzado harto en mitigar los gases de efecto invernadero que generan este cambio climático, pero todavía nos queda mucho trabajo por hacer», comenta en la sección Pauta Sustentable, de programa Plaza Pauta, de Radio PAUTA, la directora ejecutiva del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2Andrea Rudnick.

    «Es importante frenar este fenómeno, justamente a través de la reducción de los gases de efecto invernadero, pero también a través de medidas de resiliencia, también llamadas de adaptación al cambio climático», agrega.

    Adaptarse al cambio

    El cambio climático es un hecho. Está frente a nosotros y sus efectos no pasan desapercibidos. Por eso, y ya que no se puede hacer la vista a un lado como si esto no ocurriera, existen ciertas medidas que -en paralelo a aquellas que buscan frenarlo- nos permiten enfrentarlo de manera más preparada.

    En particular la directora del (CR)2 destaca dos tipos de ellas: las de inversión y las conductuales.

    Por un lado, las medidas de inversión son acciones o resguardos concretos que se pueden tomar a la hora de diseñar ciertos proyectos. Rudnick ejemplifica con un puente. «Se puede construir considerando los últimos 100 años de un río», señala. Pero estas medidas van incluso un paso más allá, ya que también se deben considerar las proyecciones futuras de cómo se va a comportar esa cuenca y diseñar ese puente para que pueda resistir, por ejemplo, una crecida extrema.

    Asimismo, las medidas conductuales buscan que las personas estén más capacitadas para enfrentar ciertos eventos extremos. Un ejemplo aquí está relacionado con la megasequía que hace años enfrenta el país: la eficiencia en el riego. «Tenemos que ser más eficientes en el uso del agua y tecnificar el riego», destaca Rudnick.

    Sumar los granos

    -«¿De qué sirve que yo recicle si genero muy poca basura?»

    -«Es solo un auto más en la calle, ¿qué diferencia podría hacer?

    -«Es que las duchas largas son tan relajantes»

    Comentarios como estos evitan que el avance en esta materia sea mayor. «Está instalado esto de que el esfuerzo lo haga otro, las industrias, o las empresas», reflexiona al respecto la directora del (CR)2.

    Pero los cambios deben partir desde cada persona. Es más, a escala individual existe un concepto llamado la huella de carbono, la cual busca -en términos simples- medir la cantidad de CO2 que emite cada una de nuestras actividades cotidianas.

    No es lo mismo andar en micro, en auto, en avión o en bicicleta. Cada modo genera diferentes emisiones. También el tipo de energía que se consume en cada hogar, y la cantidad de ella, afecta en esta huella, al igual que la alimentación y las compras.

    Pero tal como estas disyuntivas se presentan en la vida cotidiana, y muchas personas naturales tienen dudas del aporte que puede generar algún cambio de sus hábitos en la salud del planeta, Andrea Rudnick advierte que esas discusiones también se dan a nivel internacional.

    «Si yo emito menos de un 1%, por qué tengo yo que reducir mis emisiones», comenta que se preguntan en ciertos países. «¿Por qué no las reducen los países que emiten 20% o 15%?», continúa parafraseando.

    La respuesta es clara y la entrega ella misma: si se reúne a todos los países del mundo que emiten menos de un 1% de las emisiones globales, todos ellos agrupados emiten en su conjunto 25% de las emisiones mundiales. «Lo que puede hacer cada país, y lo que puede hacer, en este caso, cada ser humano es relevante y contribuye. Cada acción importa», puntualiza.

    Leer en Radio Pauta.