Chile: uno de los 10 países más expuestos al cambio climático, y la desidia de la gente (El Mostrador)

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    Hoy la mayoría de la población chilena efectivamente es consciente de la gravedad del cambio climático y de sus efectos en la actualidad, pero hay división sobre cuánto se puede hacer. «La opción de no hacer nada no es posible. Las proyecciones son bastante complejas en caso de que la temperatura se incremente dos, tres o cuatro grados, y eso va a ocurrir si no disminuyen las emisiones», advierte el científico Rodolfo Sapiains en este artículo, que cuenta con reportaje audiovisual de Imago Producciones.

    Por Marco Fajardo

    Chile se encuentra en el ranking de los 10 países que serán más afectado por los efectos del cambio climático. ¿Es consciente la gente de esta realidad? ¿Actúa al respecto?

    Hoy la mayoría de la población chilena efectivamente es consciente de la gravedad del cambio climático, de sus efectos en la actualidad y que la causa es la actividad humana, señala el sicólogo Rodolfo Sapiains, miembro del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, un centro de excelencia patrocinado por la Universidad de Chile y en asociación con la Universidad Austral y Universidad de Concepción.

    Esta situación a quedado expuesta a partir de una investigación especializada: la Encuesta Nacional de Cambio Climático de 2017.

    «Eso es importante, porque en países como Estados Unidos o Australia, el 40% de la gente aún cree que el cambio climático es un fenómeno natural, y un 10% cree que no existe, a pesar de la evidencia científica», señala Sapiains.

    Las opiniones están más divididas cuando se trata sobre si los chilenos pueden hacer o no algo al respecto. «Una parte de la población cree que hay que hacer algo y que se puede y que hay una posibilidad de revertir lo que está ocurriendo, pero otra parte es más escéptica y piensa que ya es muy tarde y no hay mucho que hacer», puntualiza.

    El objetivo del centro es estudiar de manera interdisciplinaria la ciencia climática en chile para mejorar la comprensión del sistema y la búsqueda de formas para adquirir resiliencia.

    Se trabaja en cinco líneas principales de investigación: Cambio de uso de suelo, Agua y extremos, Zona costera, Ciudades resilientes y Gobernanza e interfaz ciencia-política.

    Ahorrar luz por motivos económicos, no ambientales

    Un tema relevante es el de las conductas respecto al fenómeno. Actualmente, la «gente ya hace bastantes cosas, como preocuparse por apagar la luz en un lugar que no está, ser responsable con los aparatos eléctricos y el agua».

    Sin embargo, la mayoría de esas actitudes se deben a motivos económicos, no ambientales.

    «Eso igual es importante, porque los diversos estudios te muestran que las conductas por el medio ambiente por motivos económicos, no ambientales.

    «Lo que tenemos que tratar de hacer es que la gente haga más cosas por otro tipo de motivo, como sociales y sobre todo ambientales y que, además, se hagan cosas más complejas. Eso es parte de los desafíos que tenemos en estos momentos», plantea.

    El cambio en el uso de las bolsas plásticas o el aumento de la infraestructura para reciclaje van sumando, «pero no son opciones, hay que hacerlas todas preocuparse de todas las acciones, no solo elegir una y hacer esa».

    Desafío: cambiar la sociedad

    Para Sapiains, el desafío es enorme: «Hay que cambiar nuestra sociedad».

    «Eso significa en gran medida cuestionar la cultura del consumo e incrementar la participación de la gente en la toma de decisiones. Eso no es solo responsabilidad de los gobiernos, gran parte de la población no tiene tiempo ni condiciones. Muchas personas tampoco tienen ganas de participar», apunta.

    «Hay un cambio de mentalidad que hay que seguir incentivando, sobre todo lo que se hace a través de organizaciones sociales, las universidades, que tienen que salir de sus centros, y los gobiernos locales, que tienen mucho que hacer también», sostiene.

    Las personas individuales también tienen sus tareas.

    «En su cotidianidad también tienen que hablar más de estos temas, saber lo que hacen los vecinos, las cosas que resultan y no, etcétera», dice.

    Graves consecuencias

    En este contexto, el (CR)2 lleva más de un lustro haciendo diferentes estudios. «Su principal labor es generar conocimiento para la discusión en el país y poder tomar mejores decisiones. También generar una aproximación interdisciplinaria», que para él es el principal aporte.

    Sapiains advierte que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son los principales problemas que afectan actualmente a la humanidad.

    «La opción de no hacer nada no es posible. Las proyecciones son bastante complejas en caso de que la temperatura se incremente dos, tres o cuatro grados, y eso va a ocurrir si no disminuyen las emisiones», advierte.

    Además ya hay un cambio proyectado, incluso si se toman todas las medidas. «Ese cambio, que es inevitable, requiere adaptación. S no nos adaptamos, todas las consecuencias que ya van a ocurrir -como sequías más intensas y prolongadas en el tiempo, inundaciones inesperadas, o marejadas más frecuentes en el borde costero, la escasez hídrica-, tendrán repercusiones graves en la sociedad», recalca.

    Aunque hay acuerdos globales, lo que suceda a nivel local es clave, como las comunidades, organizaciones sociales, universidades y gobiernos locales, regionales y nacionales.

    Por todo esto, uno de los principales objetivos del (CR)2 es una Ley de Cambio Climático.

    «Ha habido un desarrollo de legislación en muchísimos países. Esto te habla de la importancia de las transformaciones, no solo conductuales, sino también institucionales y jurídicas para enfrentar este tema», concluye.

    Leer en El Mostrador.