El día que Chile se quede sin agua (Deutsche Welle)

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Científicos critican que la clase política chilena no ha estado a la altura de la megasequía que afronta el país.

Mientras los líderes globales se reúnen en Nueva York para tratar de ponerse de acuerdo en salvar el planeta, Chile vive en carne propia la lucha contra el cambio climático. El país sudamericano se seca y lo hace a un ritmo alarmante. Si nada cambia, si nadie escucha a los jóvenes que luchan por su futuro en las calles, gran parte del país podría asemejarse pronto al paisaje del desierto de Chihuahua.

Los científicos hablan de una crisis hídrica que afecta a todo el territorio entre Coquimbo y la Octava Región. Cultivos echados a perder, miles de animales muertos, pastos perdidos. Economías locales quebradas y la incertidumbre como única certeza. Según un estudio de la Fundación Chile, el 76% de la superficie del país sufre una grave sequía. Pero no una cualquiera.

Lo cierto es que una sequía puede formar parte de la variabilidad natural del clima. «Un año particularmente seco no es en principio algo extraordinario. De hecho, hay otros tres análogos en los registros de los últimos 120 años”, dice a DW René Garreaud, investigador del Centro de la Ciencias del Clima y la Resiliencia. «El problema es que este año tan seco está precedido por otros nueve años muy secos. Por eso la llamamos megasequía y por eso es un problema”.

El climatólogo explica que en Chile las sequías suelen durar en torno a un año, dos como mucho. Pero nunca tanto. Eso demuestra, pues, que «hay un factor natural, pero superpuesto con los efectos del cambio climático”.

Esta megasequía tiene todas las de transformar el Chile que hemos conocido hasta ahora. «Estamos hablando de un cambio climático permanente en el que la zona central de Chile, que tiene un clima mediterráneo con cuatro estaciones bien definidas, va a pasar a tener un clima semiárido”, explica a DW Patricio González, experto del Centro de Investigación en Riesgo y Climatología (Citra).

La ceguera de la clase política

La responsabilidad política de esta deriva es, a juicio de muchos, evidente. «Chile vivía como si fuera un país que tuviera abundancia de agua”, dijo el presidente chileno, Sebastián Piñera, al anunciar una serie de medidas para responder a esta emergencia. No obstante, el mandatario ha sido objeto de numerosas críticas por parte de las organizaciones ecologistas, entre ellas Greenpeace, que puso sobre la mesa su «falta de ambición” en la materia.

«En general, ni los parlamentarios ni los gobiernos tomaron en cuenta los informes científicos sobre el clima. Muchos de ellos incluso los desecharon”, critica González. Recuerda que la megasequía comenzó hace muchos años y que los primeros signos del déficit se evidenciaron en el año 2000: «El sistema político no ha estado a la altura”.

¿Qué podría hacer Chile ahora? «El país debería declararse en emergencia climática”, propone González. En su opinión, es dudoso que el Estado vaya a tener recursos para seguir subvencionando a las regiones más afectadas, como contemplan los decretos de emergencia agrícola y escasez hídrica, los únicos instrumentos de los que dispone ahora mismo el Ejecutivo. Sobre todo a medida que la situación empeore. «Necesitamos nuevas leyes y estructuras de apoyo económico”, subraya el agroclimatólogo, quien tilda las medidas puestas en marcha de «paliativos”.

Por ahora, el presidente Piñera ha comunicado en público que «el abastecimiento de agua potable está garantizado durante esta temporada de primavera y verano”. ¿Y qué pasará después? González dibuja escenarios poco tranquilizadores: «Veo una crisis hídrica en Chile para 2022, incluso en Santiago se va a tener que racionalizar el agua potable”.

Garraud, por su parte, cree que «deberíamos prepararnos para lo peor”, aunque considera que la sociedad chilena y sus gobernantes «todavía tienen espacio de acción”. En cualquier caso, la megasequía es para él una ventana a un futuro cada vez más cercano al presente, «porque el clima va a ser así”.

Chile acogerá en diciembre la Conferencia de Cambio Climático de Naciones Unidas de este año (la COP25). González espera, en ese sentido, que los políticos tomen nota. De lo contrario, esto «nos podría llevar al día cero”. ¿A qué se refiere exactamente? El científico responde: «Que un día abramos la llave y no caiga agua”.

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