Los asados son un factor de una ecuación mucho más compleja (El Mercurio)

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Aunque su impacto quedó comprobado, se trata de una situación puntual durante el año y que, en días de partidos de la selección, se potencia con desplazamientos de personas y uso de calefacción.

Por Richard García

«Están yéndose por las ramas. Para reducir la contaminación en Santiago hay que preocuparse de los grandes emisores, no de los asados, porque son fuentes puntuales y esporádicas».

Así reaccionó ayer el doctor en Física de la Usach y experto en contaminación ambiental, Ernesto Gramsch, ante la posibilidad de incluir las fechas de partidos de la Selección Nacional de fútbol en el modelo de pronóstico para decretar preemergencia porque estos aumentarían la preparación de asados por parte de los santiaguinos.

Uno de los argumentos esgrimidos por algunos especialistas es que si, por ejemplo, 40 mil hogares hicieran al mismo tiempo un asado el día de hoy, equivaldría a 40 mil kilos de carbón quemado, la misma emisión de 154 buses del Transantiago.

«Quizás sea así, pero sigue siendo algo esporádico y de corta duración», dice Gramsch. Y enfatiza que no se trata de un factor que produzca una contaminación que afecte, a largo plazo, la salud de la gente. «Es como estar en una nube de polvo que se levanta por un viento. Los buses del Transantiago, en cambio, no son esporádicos, funcionan las 24 horas del día y todo el año», agrega.

También cree difícil que se pueda incluir a los asados en los modelos estadísticos sobre material particulado porque estos se basan en comportamientos periódicos o más o menos periódicos en el tiempo. Quizás se pueda incluir en forma manual en modelos predictivos que usan ecuaciones, como el del Ministerio de Medio Ambiente, pero, a su juicio, no tiene mucho sentido, al ser un comportamiento demasiado puntual.

Distinto piensa Roberto Rondanelli, climatólogo del Centro del Clima y Resiliencia (CR2) de la Universidad de Chile, quien asegura que los episodios más intensos de contaminación en el año son cuatro a cinco y siempre ocurren en invierno, cuando también tienen lugar normalmente los partidos de fútbol de las grandes copas.

«Durante la noche hay una baja ventilación en la cuenca de Santiago por lo que cualquier emisión a esa hora permanece muy cerca del suelo».

Aunque enfatiza que el uso del carbón es un contaminante potente, el problema va más allá de los asados, dice el climatólogo, e involucra toda la actividad previa de los santiaguinos que usan el auto para ir a la casa de un amigo, al supermercado o a juntarse en bares. También preparan más comida en su casa y enciende la calefacción, que incluye estufas a leña. Todo eso hace que se multipliquen las emisiones.

En el caso puntual de este fin de semana, Rondanelli explica que si se comparan las distintas estaciones de medición, los indicadores se disparan el sábado por la noche.

«Si 100 mil o 200 mil personas cocinaran con carbón permanentemente en Santiago nuestros niveles de contaminación serían similares a los de las ciudades más contaminadas de Asia o África», compara.

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