Pobreza energética y de tiempo: las dimensiones menos abordadas de un fenómeno social (Noticias U. Chile)

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Naturalizadas como condiciones de vida de cierta parte de la población, ambos tipos de pobreza son hoy alertados e investigados por expertos y profesionales de la U. de Chile. El acceso a servicios como el agua caliente y a combustibles para calefaccionarse, y la posibilidad de realizar actividades recreativas y las horas de sueño adecuadas, son parte de la expresión de ambas.

Por Francisca Palma

Si ya era un desafío comprender la pobreza como un fenómeno social no solamente asociado a los ingresos económicos sino que también a otras vulnerabilidades desde una perspectiva multidimensional, hoy la deuda es reconocer cuáles son esas dimensiones que derivan en pobreza.

“En Chile hace pocos años se mide la pobreza multidimensional, desde el 2014, y ahí se determinaron ciertas dimensiones que quedaron incorporadas en las mediciones: salud, educación vivienda, trabajo y seguridad social”, explicó la magíster en Políticas Públicas de la U. de Chile, Andrea Encalada, quien fue un poco más allá de estas categorías y realizó la investigación “Definiendo la Pobreza Desde una Óptica de Tiempo, El Caso de Santiago de Chile”.

La pobreza de tiempo, según define el trabajo de Encalada, “puede ser entendida como la insuficiencia o escasez de tiempo disponible por parte de las personas para descansar o disfrutar del ocio debido a una carga excesiva de trabajo, sea remunerado o doméstico”, asociado principalmente con los niveles socioeconómicos más bajos.

El caso particular del tiempo, continúa Encalada, “no se ha medido tan específicamente y no hay tanta información” más allá de la Encuesta Experimental del Uso del Tiempo del año 2007, realizada solo en la capital, que próximamente derivó en una encuesta nacional de la misma, ambas a cargo del INE.

Según la medición del 2007, un 10 por ciento de la población entre 18 y 65 años es pobre de tiempo, tasa que casi se triplica al incorporar las horas de transporte llegando a 26 por ciento. Además del transporte, otro de los factores asociados es la jornada laboral, los cuales impactan en “cómo uno quiere organizar su vida y quiere vivir este bien que es finito que es un día”.

En este tipo de pobreza, además, se encuentra presente la posibilidad o no de elección de “tener tiempo de ocio, de compartir en familia y de hacer muchas otras actividades que generen bienestar, más allá del trabajo y del transporte”, dimensión que también está asociada, como planteó Encalada, “a las necesidades fisiológicas a partir de si hay tiempo para dormir o descansar, que también es importante”. 

Pobreza Energética: una dimensión invisible de la desigualdad en Chile

Como “una nueva cara de la desigualdad en Chile que se visualiza como factor importante en la profundización de las brechas ya existentes”, es definida la pobreza energética por parte de Anahí Urquiza, académica Departamento de Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales, investigadora del (CR)2, y coordinadora de la Red de Pobreza Energética de la U. de Chile.

Servicios tan básicos como la luz, el agua caliente, el combustible y la calefacción, son de difícil acceso para una parte de la población, “lo que afecta su salud y seguridad”, como continúa Urquiza.

Si bien en Chile no hay instrumentos especializados para observar la Pobreza Energética, “a partir de las encuestas que existen de alcance nacional, es posible visualizar algunos datos relevantes que nos permiten decir que parte importante de la población pasa frío en el invierno y se expone a combustibles que generan contaminación intradomiciliaria, dando cuenta además que los quintiles más pobres gastan proporcionalmente mucho más en energía en comparación con los más ricos”, según detalló la académica.

En base a estos datos parciales, sabemos que un 34 por ciento del segmento más pobre de la población declara pasar frío en invierno, así como un 27 por ciento del segmento vulnerable y un 21 por ciento del segmento medio bajo (ENE, 2016). Otro dato importante es que la encuesta CASEN 2015 muestra que un 11,6 por ciento de los hogares del país no cuentan con agua caliente sanitaria.

Es en base a estos antecedentes que la Red de Pobreza Energética ha organizado una serie de encuentros, como talleres, workshop y seminarios. Uno de ellos fue el Seminario “Nuevos desafíos para la articulación entre Academia y Política”, organizado a finales de 2017 y que contó con la participación de 5 Ministerios. La Red de pobreza energética también se ha vinculado a proyectos de intervención local, como el proyecto piloto “Superando la vulnerabilidad energética en Renca”, proyecto que benefició a 17 familias de la comuna, a través de la implementación de medidas de eficiencia energética en sus hogares y de capacitación sobre formas eficientes de uso de la energía.