Realizan inédito catastro de las cuencas hídricas de Chile (El Mercurio)

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Las precipitaciones, el caudal y el uso del agua son parte de la información que estará disponible para diagnosticar la salud de los recursos hídricos.

Por Lorena Guzmán.

A lo largo de Chile hay mucha información del estado de los ríos y cuencas, pero esta no está integrada. Por eso, cada vez que se necesita estimar, por ejemplo, el impacto que tendría un nuevo permiso de uso de aguas hay que partir desde cero. Pensando en eso, investigadores del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 reunieron toda la información en un único repositorio para que esté disponible de forma comprensible.

Para poder hacer un diagnóstico del estado de una cuenca, son muchos los factores que hay que medir. Desde cuánta agua entra y sale, pasando por el estado de las aguas subterráneas, cuál es su uso y hasta la evotranspiración de los árboles (forma en que estos pierden agua). Para lograr poner todo ello en contexto, son muchos los datos que hay que recopilar y aunar, y no siempre toda esa información está disponible.

«El reunir los datos de las cuencas para que cualquiera pueda utilizarlos, ya sea para hacer ciencia o para otros fines, es una tendencia mundial», cuenta Camila Álvarez, investigadora del (CR)2 y quien está liderando esta iniciativa en el centro. Si bien ya hay países que tienen este registro, como Estados Unidos, hay muchos otros que no, por lo que esta iniciativa está encabezada a nivel internacional por un grupo de científicos que está buscando democratizar la información.

El objetivo no es solo «mapear» el estado de las cuencas, sino también disponer de datos para estimar el impacto del cambio climático en cada una de ellas.

Para esto es vital, por ejemplo, conocer qué tan presente está el bosque nativo en un cuenca -que le hace perder menos recursos hídricos-, así como la topografía que tiene, el tipo de suelo y la intervención del hombre a la que está sujeta. «Todos estos datos, más el clima y las condiciones de precipitaciones, nos permiten establecer qué tan estresada está la cuenca», dice la investigadora.

Si bien esta información se tiene que considerar para cualquier nueva intervención, es igual de relevante para diagnosticar el futuro de la cuenca y cómo esta podrá resistir al cambio del clima. «Frente a déficit de lluvias similares, no todas las cuencas son igualmente vulnerables», explica.

Esta información no solo sirve para ejecutar planes de mitigación de una cuenca en específico, sino también para la futura planificación de derechos de aguas.

Hasta ahora, son 531 las cuencas que ya tienen su ficha y el proyecto pretende abarcar más de 800. Esta iniciativa se está realizando en paralelo a otras, como la actualización del Balance Hídrico de Chile, encabezado por la Dirección General de Aguas (DGA), que buscan generar la información a nivel país.

Los datos integrados estarán disponibles en un mapa de Chile, donde se podrán ver las cuencas, las características de cada una de ellas, así como la comparación entre ellas (https://www.cr2.cl).

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