René Garreaud: «La megasequía debiera irse acortando e interrumpiendo por años más húmedos» (Noticias U. Chile)

3728

Tras un lustro de sequía extrema en la zona centro y centro sur de Chile, definida por los investigadores del Centro del Clima y la Resiliencia (CR)2 como «Megasequía», el investigador y subdirector de este centro de excelencia plantea que este fenómeno se ha ido acotando territorialmente por las precipitaciones que el 2017 dejó en la zona norte del país, dando paso a lo que ha denominado «mediasequía». Garreaud explica cuáles son las causas de este cambio y sus impactos.

Por Francisca Palma

Hasta las manos de la Presidenta Michelle Bachelet fue que llegó el informe «La megasequía 2010-2015: una lección para el futuro«, en la que los investigadores del (CR)2 plasmaron las indagaciones sobre este fenómeno que no tiene precedentes en el registro histórico: en dicho lustro el déficit de precipitación bordeó el 30 por ciento en siete regiones del país, incluyendo la zona sur.

Hoy, tras un lluvioso 2017 en la zona norte, el investigador y subdirector del (CR)2, René Garreaud, plantea una nueva definición del fenómeno de sequía que aún sigue vigente en Chile: el de “mediasequía”.

El nombre, detalló el académico, es una denominación de “fantasía” para explicar que “hasta el 2015 teníamos esta sequía que era muy generalizada, pero, incluyendo el 2015 y el 2017, hemos tenido estos eventos de precipitación súper fuertes en el norte. Entonces lo de ‘medía – sequía’ es un juego de palabras que refleja que esa parte norte se ha recuperado bastante.

¿Qué implica este paso de la megasequía a la mediasequía?

El régimen pluviométrico ha estado por encima de lo normal en la zona norte, mientras que en la zona centro y en la zona sur ha continuado la sequía. Entonces, ya no es la megasequía que tenía esta connotación de que había durado muchos años y que era muy extensa espacialmente, sino que ahora la zona norte se ha recuperado. La zona norte tiene un clima tan árido que una tormenta más o una tormenta menos hace la diferencia. En lugares como La Serena, en donde llueven en promedio unos 70 mm, hubo una sola tormenta en donde llovieron 150 mm.

Los conceptos de “mega” y “media», ¿están determinados a nivel territorial o cantidad de agua?

A nivel territorial, principalmente. Le pusimos megasequía a este fenómeno precisamente considerando su extensión espacial y también su duración. Hemos tenido otras sequías, como el año 98 o el 68 o el 24, en que el déficit fue del orden, acá en Santiago, del 60 y 70 por ciento. O sea, mucho más agudas. Ahora, la característica de la megasequía es que fue muy larga en tiempo y además fue espacialmente muy extendida.

¿Cuál es el diálogo de este fenómeno con el tema de los incendios?

Como tenemos datos confiables de incendios de los últimos 20 años, tenemos varios otros periodos de cinco años que podríamos comparar, y claro, este quinquenio en cuanto a los incendios es mucho más grave y lo que ha ocurrido es que, según la CONAF, han disminuido los incendios, pero lo que ha aumentado es la superficie quemada.

Tampoco hay que ser demasiado agudos para darse cuenta de la suma de factores: una condición más seca, sumada a unas temperaturas más altas que hemos tenido en los últimos veranos, y a un paisaje que está cambiando también. Tal como hicimos el informe sobre la megasequía, el próximo gran informe que vamos a hacer es sobre los incendios, porque ahí se conjuga la dimensión humana, la climática y lamentablemente cuando uno mira hacia futuro, de nuevo, Chile en general se ve más seco y más cálido. Es como la receta para tener más incendios.

¿Qué factores juegan para que estemos ante estas condiciones de sequedad y ausencia de lluvia?

En la zona central, que llueva es una gracia. Cuando uno mira el entorno de Santiago, llueve como 300 mm al año. Eso, en cualquier parte, es considerado una zona semi árida o árida. Ahora, tenemos una bonita vegetación porque tenemos la cordillera que guarda los recursos.

Vivimos en un lugar que es muy seco y nos llega de vez en cuando lo que llamamos sistemas frontales y eso es lo que lo produce la precipitación. Así que a diferencia de la zona austral, donde está más o menos garantizado eso, para que a nosotros nos llegue hay que tener un poco de suerte porque el sistema frontal tiene que extenderse a esta zona árida.

Las sequías son porque muchas veces se evapora mucha agua del suelo y no es un problema de falta, sino que es un problema de evaporación, pero acá es un problema exclusivamente porque -parece obvio para nosotros-, la sequía es por falta de precipitación. A su vez, la falta de precipitación es por falta de sistemas frontales y eso es por algo que le hizo difícil que esos sistemas llegaran hasta acá.

¿Y cuáles son esos factores?

Bueno, lo que ya en forma normal impide que lleguen, es que frente a nuestras costas tenemos una zona de alta presión que es un rasgo de la circulación general de la atmósfera. El aire se levanta en la zona tropical y desciende en las zonas sub tropicales -nosotros estamos en una zona subtropical- y eso forma los anticiclones. Es aire que está descendiendo constantemente y es por eso que el clima es relativamente seco en estas bandas subtropicales.

Eso es lo que en forma normal explica por qué la precipitación desciende de sur a norte acá a lo largo de Chile. Ahora, hay ciertos años, y eso es lo que ha ido ocurriendo, es que ese anticiclón está cada vez más reforzado, y eso tiene que ver en parte con variaciones naturales y con el cambio climático. El cambio climático uno muchas veces lo asocia  a cambios de temperatura pero tiene efectos dinámicos, y uno de esos es reforzar los anticiclones subtropicales.

A más largo plazo, ¿cómo se ve la proyección del clima en el país a propósito de esta “mediasequía”?

Lo que pasa año a año va a depender de cómo esté ese anticiclón y es muy difícil saber de un año a otro, de uno a dos años más. Nosotros en el estudio que hicimos, hace tiempo que ya sabíamos que, por una parte, el cambio climático sigue manifestándose y el anticiclón se va a reforzar, le va a impedir el paso a los sistemas frontales y de aquí a unos 40 o 50 años más vamos a terminar con un 20 o 30 por ciento menos de precipitaciones que lo actual. Eso es lo que sabemos en el largo plazo.

Nosotros no esperaríamos que esa variabilidad natural, que hace más intenso el anticiclón en los últimos años, se mantuviera a perpetuidad. Eso ya sería cambio climático. Eso va a ocurrir pero ese como otro carril, así que uno esperaría que en las próxima década las condiciones de alguna manera volvieran un poco a la normalidad, pero hay una parte de esa intensificación del anticiclón que sí tiene que ver con el cambio climático.

Ahora, esta sequía no debería continuar eternamente. Debiera irse acortando y también haciéndose interrumpida por años más húmedos.

Leer en Noticias U. Chile.