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Escasez de agua en el norte y centro de Chile

Entre los diferentes aspectos que pueden limitar el desarrollo de Chile, la escasez de agua dulce se identifica como algo central y prominente. Considerando que Chile es un país que aún basa su crecimiento económico en la explotación de los recursos naturales, el agua constituye un elemento fundamental para sectores como la agricultura, minería y energía hidroeléctrica, así como también para el consumo humano.

La creciente demanda de recursos hídricos está en contraposición con la escasez que existe de este elemento, por ejemplo, en el zona norte y central de Chile. La zona norte del país (18-30ºS) sostiene la mayor parte de la actividad minera, la cual se concentra a lo largo del Desierto de Atacama, el cual es sin duda el lugar más seco con menos de 10-20 mm de precipitación anual.

La única fuente de agua son las  tormentas convectivas que ocurren en lo alto de la Cordillera de Los Andes durante el verano (el llamado invierno boliviano), alimentando pequeños arroyos y recargando el sistema acuífero de la Pampa del Tamarugal. Las tormentas de invierno se hacen más frecuentes hacia el sur, pero las precipitaciones anuales en la zona central de Chile, no son superiores a 500 mm en la gran parte de esta zona. Afortunadamente, la mayor parte de las precipitaciones en el invierno contribuyen a la capa de nieve estacional  en los Andes subtropicales cuyo derretimiento en primavera y verano abastece los caudales fluviales que se utiliza en la agricultura.

Si en el presente, el equilibrio entre la oferta y demanda de agua están casi igualadas, el futuro es preocupante. Por un lado, el crecimiento económico implica un aumento de la demanda, pese a que la eficiencia en el uso está mejorando. Por otro lado, los modelos climáticos consistentemente proyectan una disminución sustancial de la precipitación en el centro de Chile (33-40S), extendiéndose al sur de la región, sometida a escasez de agua. La reducción, en relación con las actuales condiciones, puede ser tan grande como el 30-40% bajo un alto escenario de emisión de gases de efecto invernadero (A2) para fin de siglo (Fuenzalida et al, 2007). Necesitamos hacer nuestras proyecciones del ciclo hidrológico durante el siglo 21 de modo mucho más preciso.

Esto implica, el uso de herramientas de modelación más avanzadas y con mayor resolución para estimar las tendencias de largo plazo, que son producidas por el cambio climático antrópico (modelación y sistemas de observación). Al mismo tiempo, se necesita una mejor estimación de la variabilidad natural del sistema climático, incluyendo las fluctuaciones interanuales y interdecadales (dinámica del clima)

La utilización de los datos paleoclimáticos (por ejemplo, anillos de árboles o sedimentos de los lagos) es una herramienta importante para determinar la amplitud típica y la recurrencia de las fluctuaciones climáticas a largo plazo ya que están poco representadas en los registros históricos Además, se trabaja en la construcción de un riguroso análisis del marco jurídico vigente para los recursos hídricos en el país.

  • Tenemos que transferir correctamente los cambios proyectados en el clima (precipitación, temperatura) a cambios hídricos. Si bien ya se ha contribuido a proyectar los cambios de la hidrología superficial (escorrentía fluvial), se necesita mucho más trabajo para evaluar los cambios en los eventos extremos y de los acuíferos (agua subterránea). Dentro de la línea dinámica del clima se estiman los promedios de recarga presentes y futuros, con el fin de comprender los sistemas de aguas subterráneas en dos cuencas piloto en el norte de Chile.
  • Los cambios proyectados en los recursos hídricos (tendencias y variabilidad) son empleados por los científicos de la línea de servicios ecosistémicos, con el propósito de evaluar los impactos en la agricultura y las comunidades vegetales naturales. Asimismo, el grupo de dimensión humana usa la información para mejor cuantificar los impactos económicos y sociales y, finalmente, proponer cambios en el sistema legal para lidiar mejor con la creciente escasez de agua y de recursos hídricos.
  • Dinámica del clima junto a biogeoquímica y dimensión humana evaluarán la factibilidad de uso y las tendencias de cambio en disponibilidad  de la camanchaca como una fuente no convencional de agua para el consumo humano.