De no reducirse las emisiones, el derretimiento de los hielos, el cambio en las corrientes oceánicas y la pérdida de las selvas pueden desencadenar cambios en el clima aun más drásticos. Y algunos, sin retorno.
Por Lorena Guzmán H.
Primero una alarma y luego otra. La pantalla de un centro de investigación en Escocia muestra los puntos rojos titilantes de varias boyas en el Atlántico Norte que marcan un brusco descenso de temperatura del agua. Días después, la mitad del mundo queda bajo una extensa capa de nieve, todo provocado por el exceso de agua dulce que llegó al mar por el derretimiento del Ártico y que generó un brusco e intenso cambio en el clima.
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