La agencia espacial estadounidense compartió imágenes del antes y el después de los incendios que afectaron Valparaíso.
Los satélites de la NASA observaron por primera vez los incendios en las zonas silvestres en las colinas al sur de Viña del Mar y Quilpué el 2 de febrero de 2024. Durante los dos días siguientes, los incendios descendieron de las colinas y arrasaron los valles de los arroyos que atraviesan las ciudades, extendiéndose en ocasiones a zonas residenciales y consumiendo calles y vecindarios enteros.
El Generador operacional de imágenes de tierra 2 (OLI-2, por sus siglas en inglés) a bordo del satélite Landsat 9 captó una imagen con color añadido del paisaje carbonizado que quedó tras el incendio del 5 de febrero de 2024.
Con esta combinación de observaciones en el infrarrojo de onda corta, el infrarrojo cercano y la luz visible (bandas 6-5-3), las tierras con bosques, matorrales o pastizales sin quemar se ven verdes. Las áreas con desarrollo urbano se ven de color rosa o gris; las áreas urbanizadas que se quemaron son más oscuras que las partes no afectadas de las ciudades.
La imagen previa al incendio, captada por el Generador operacional de imágenes de tierra (OLI) a bordo del satélite Landsat 8, muestra la misma área antes de que ocurrieran los incendios.
Causas de los incendios
“Estos catastróficos incendios forestales fueron el producto de una ‘tormenta perfecta’ de condiciones”, dijo Elizabeth Wiggins, científica investigadora del Centro de Investigación Langley de la NASA, quien trabaja con el área del programa de Desastres de Ciencias Aplicadas de la Tierra de la NASA. “Los incendios ocurrieron durante una ola de calor, una sequía y un episodio de fuertes vientos a causa de una combinación de El Niño y el cambio climático”.
Los incendios se produjeron en medio de una sequía extrema que preparó la quema de la vegetación de la región. Esto se vio exacerbado por una ola de calor seco a principios de febrero que elevó las temperaturas y un período de fuertes vientos que llevaron las condiciones al límite.
“Las condiciones extremas del tiempo, especialmente el viento, parecen haber ocasionado una rápida propagación y transformado un incendio ordinario en una tormenta de fuego con consecuencias trágicas”, dijo el científico atmosférico René Garreaud de la Universidad de Chile. Un análisis preliminar realizado por Garreaud mostró que la velocidad promedio del viento alcanzó los 25 nudos (46 kilómetros, o 29 millas, por hora) el 2 de febrero en el aeródromo de Rodelillo.
El fuego descontrolado carbonizó al menos 290 kilómetros cuadrados (112 millas cuadradas) y causó los daños o la destrucción de más de 14.000Ω edificios, según informes de prensa. Hasta el 8 de febrero de 2024, las autoridades habían registrado 131 muertes, y cientos de personas seguían desaparecidas. Eso lo convirtió en el quinto incendio más mortífero a nivel mundial desde 1900, según la base de datos internacional sobre desastres EM-DAT.
“Los incendios forestales de rápida evolución impulsados por vientos extremos y combustibles más secos de lo habitual son excepcionalmente peligrosos y casi imposibles de combatir”, dijo Wiggins. “Es notable y alarmante que estemos viendo que este tipo de incendios ocurren con mayor frecuencia en distintos ecosistemas alrededor del mundo, desde los bosques boreales hasta los chaparrales”. Incendios similares provocados por el viento devastaron partes de Colorado en 2021 y Maui en agosto de 2023. | Leer en Cooperativa.