Crónica de un desastre esperado en Valparaíso, por Susana Gómez

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(El Dínamo.cl, 20 de abril de 2014) Columna de Opinión de Susana Gómez, Investigadora del (CR)2

En estos últimos días la comunidad nacional e internacional ha debido contemplar con gran tristeza e impotencia cómo cerros de Valparaíso, patrimonio de la humanidad, se consumían entre las llamas. Todo esto ha puesto de manifiesto la debilidad y la escasez de instrumentos de planificación territorial. En el caso de Valparaíso, no sólo fueron las condiciones meteorológicas adversas y el descuido humano lo que causó este desastre sin precedentes. En esta ciudad única, junto a la hermosura de sus calles y sus gentes, encontramos también una realidad muy cruda en aquellos barrios más humildes que han crecido sin control sobre los cerros, junto a matorrales y eucaliptos, y usando materiales hechizos que generan un entorno altamente inflamable. A ellos, a los que más han sufrido esta tragedia y que sufren día a día el látigo de la desigualdad, les debemos el esfuerzo de reconstruir Valparaíso de tal forma que se puedan evitar futuros desastres.

A pesar de que las víctimas y los damnificados por los incendios se van sumando año a año, los ciudadanos no observamos un cambio significativo en las políticas de prevención y manejo del fuego. Ya no es suficiente el argumento de “los incendios son causados por el hombre, la responsabilidad está en ti”.

Es cierto que la primera causa de los incendios en Chile son los descuidos humanos, pero no podemos descansar bajo ese argumento, pues nuestra sociedad es muy diversa y con un mínimo de personas irresponsables los desastres pueden ser numerosos. Chile es una sociedad moderna, y como tal, debe avanzar en la mejora de la gestión activa del territorio urbano y rural de manera que se puedan minimizar los daños producidos por el fuego.

Por otro lado, las proyecciones climáticas indican un avenir con mayores temperaturas y condiciones más secas en Chile centro-sur donde se concentra gran parte de nuestra población. La mejor comunicación entre política y ciencia es fundamental para que la sociedad reciba el beneficio de los recursos que se invierten en investigación.

En el caso de los incendios, resulta imperativo que los planes actuales de ordenamiento territorial sean diseñados en conjunto con expertos de múltiples áreas del saber, incluyendo urbanismo, ecología, dinámica y manejo de los incendios. Adicionalmente, se requiere de un cuerpo de bomberos profesionalizado, actualizado en la ciencia del fuego y bien pagado, pues este es un trabajo muy complejo que no puede descansar en el altruismo (muy agradecido y admirado por todos) de los voluntarios.

Tras la tragedia vemos la oportunidad de hacer mejor las cosas y desde el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 podemos aportar. Uno de nuestros objetivos es analizar cómo la presión humana, junto con el clima, el relieve y la estructura del combustible en el paisaje modulan el riesgo de incendios en la zona centro-sur de Chile. De esta forma podremos determinar qué tipos de paisaje son aquellos que nos protegen naturalmente de los incendios, y con ello, se podrían confeccionar mapas de riesgo de largo plazo que complementen a los modelos predictivos diarios que se utilizan actualmente. Este tipo de información sería de gran ayuda para realizar una planificación territorial adecuada y permitiría enfocar las políticas de gestión y los recursos de manejo hacia las zonas del país que más lo necesiten.