Fundación Chile innova en planes educativos para la preparación de la fuerza laboral del siglo XXI (El Mercurio)

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El 65% de los niños que entraron a la educación primaria este año va a terminar trabajando en empleos que hoy ni siquiera existen, señala un informe del Foro Económico Mundial 2016.

Por Lina Castañeda

En materia de innovación, la Fundación Chile podría superar su emblemática marca de haber contribuido, hace 30 años, a la introducción del cultivo del salmón en el país. Esta vez, eso sí, no se trata de un nuevo sector productivo, sino de cómo preparar la fuerza laboral del siglo XXI. La premisa es clara: el mercado del trabajo cambiará drásticamente y el 60% de los actuales empleos habrá desaparecido dentro de 15 años. A lo anterior se suma que la demanda de trabajo en tecnología y ciencias es una tendencia mundial de rápido crecimiento.

«Hoy día, los niños en Chile no tienen un conocimiento adecuado de las ciencias, las matemáticas y la tecnología, y, por otro lado, no tienen una experiencia de aprendizaje que sea motivadora, inclusiva e innovadora, que esté relacionada con el desarrollo de proyectos», dice la gerenta de Fundación Chile, Ana María Raad.

El 65% de los niños que entraron a la educación primaria este año va a tener trabajos que hoy ni siquiera existen, dado que se está acelerando la demanda por especialidades que no había hace 10 años. Entre las razones por las que los trabajos están cambiando en todas las industrias, el informe del Foro Económico Mundial 2016 menciona el desarrollo de tecnologías, desde la nube de internet, a la impresión 3D en el sector manufacturero, la biotecnología, transporte robótico automatizado e inteligencia artificial.

Como línea de trabajo, la Fundación decidió tomar el desarrollo de experiencias dentro del aula, con la tecnología integrada a las matemáticas, ciencia e ingeniería. Se trata de la metodología STEM (Science, Technology, Engeneering, Math) que países como Alemania, Suiza y el estado de Carolina del Norte, en Estados Unidos, han impulsado con mucha fuerza.

Postuló a un fondo de la empresa Google con el que financia un plan piloto en el colegio Juan Luis Undurraga, de Quilicura, con alumnos de 2º medio, quienes desde mediados de año están experimentando lo que constituye hoy la nueva alfabetización: escribir, leer, codificar y programar. Ello, junto al desarrollo del pensamiento crítico y de habilidades como la colaboración, porque es un trabajo grupal.

Google es una empresa cuyo negocio depende mucho de la capacidad de usar la tecnología, no solo individual, sino también social y colectiva y la metodología STEM se inserta en el desarrollo de esas habilidades, explica la ejecutiva.

Desde el ensamblaje de dispositivos hasta la programación

A los alumnos de Quilicura se les entrega el kit desarmado de un dispositivo robótico denominado «arduino», dotado con pequeños censores. Los estudiantes deben comprender las partes y piezas no solo para ensamblarlo, sino también programarlo en una plataforma con códigos específicos, para que sus sensores detecten las variables atmosféricas que inciden en la calidad del aire.

«Los datos se envían al Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia de la Universidad de Chile y los alumnos ven en ello una información de mucha utilidad en un tema de política pública», comenta Raad.

No se trata de la primera experiencia. La ejecutiva cuenta que una de las primeras cosas que hizo la Fundación con la nueva metodología fue tomar el currículum oficial chileno y hacer una propuesta para integrar las asignaturas de ciencia, tecnología y matemáticas, que denominó Ciencias Integradas y se publicó en el portal EducarChile. Luego, el Ministerio de Energía les pidió desarrollar una plataforma educativa para promover la educación energética en Chile, dado que se conoce poco sobre la matriz productiva y las energías renovables de que dispone el país.

Eso dio lugar al desarrollo de unidades didácticas para el apoyo a los profesores, con un currículum que mira el tema de manera integrada, desde la perspectiva de la ciencia y la tecnología. A diferencia del trabajo con los arduinos, que es de programación dura, en este caso se busca que los alumnos reflexionen. Por ejemplo, en el caso de la eficiencia energética, más allá de soluciones como apagar las luces para ahorrar, estas unidades buscan que los alumnos entiendan que el país tiene que empezar a construir plantas distintas para generar electricidad, por ejemplo, saber dónde están las regiones aptas para captar la luz solar.

En este ámbito, la Fundación acaba de lanzar en Arica la iniciativa Ayllu Solar, que busca el desarrollo del capital humano de la zona en torno a las energías renovables. «Nuestra área de Educación trabajará con todas las escuelas de Arica para que docentes y directores empiecen a tomar la energía solar como un tema identitario y que es propio del desarrollo productivo de la zona. Queremos que los niños aprendan de ciencia, matemáticas y de tecnología, pero que lo conecten con su entorno», detalla Raad.

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