«¡No mires arriba!»: la peligrosa alza de temperatura en la Antártica y el Ártico que preocupa solo a los científicos (El Mostrador)

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«El fenómeno es verdaderamente inusual. Hay científicos que no dan crédito a lo que ha sucedido en estos días». «Esto no ocurriría en un sistema climático no perturbado por el efecto antropogénico». «Chile, al igual que el resto de países, sufrirá las consecuencias calamitosas del impacto causado por el calentamiento terrestre». Tal como en la película «No mires arriba», protagonizada por Leonardo DiCaprio, el inusual fenómeno climático ocurrido solo hace algunos días en La Antártica y en el Ártico, en que las temperaturas se elevaron simultáneamente en 40 y 30 grados Celsius, respectivamente, sobre la media normal, parece importar solo a científicos. Un estudio de octubre, publicado en Nature y donde participaron universidades chilenas, advierte que, incluso en un escenario moderado, estos fenómenos serán cada vez más frecuentes. «El colapso de las plataformas de hielo, gatillado por olas de calor, puede acelerar tanto el flujo del hielo continental como el alza en el nivel del mar. La aceleración en la subida del nivel del mar es particularmente problemática para un país costero como Chile», advierten los expertos.

Por Marco Fajardo

Una insólita ola de calor afecta de manera simultánea a ambos polos del planeta e impacta en las plataformas de los hielos, con una aceleración de la subida del nivel del mar que podría causar graves daños a un país costero como Chile, según coincidieron científicos.

Las temperaturas superaron en 40 grados Celsius lo habitual en los extremos del planeta, aparentemente vinculadas al cambio climático. Estos fenómenos inusuales además podrían ser cada vez más normales.

«Ambos eventos son inusuales, es decir, de muy baja ocurrencia en intensidad y magnitud, sobre todo el registrado en la Antártida», señala Jorge Carrasco, académico de la Universidad de Magallanes. «Una anomalía de 40 grados sobre lo normal para la época, establece un nuevo récord en la domo de la Antártica Oriental».

«Una subida simultánea en ambos polos es muy, muy improbable. Sería casi imposible sin el cambio climático, que aumenta la probabilidad de estos fenómenos extremos», coincide Fabrice Lambert, académico de la UC. «No ocurriría en un sistema climático no perturbado por el efecto antropogénico», agrega.

¿Qué ocurrió?

En esta ocasión, hubo temperaturas de 0 grados Celsius en regiones de la Antártica donde lo usual a mediados de marzo son -30 grados Celsius, ejemplifica el climatólogo René Garreaud, de la Universidad de Chile, en una ola de calor proveniente desde Australia.

Según Carrasco, las altas temperaturas en los polos estuvieron relacionadas con el desplazamiento de masas de aire cálido y húmedo desde latitudes medias hacia las regiones polares.

Estos movimientos de masas frías y secas (de origen polar) hacia el ecuador y de masas cálidas y húmedas hacia los polos es normal y es el modo que tiene la atmósfera de redistribuir el exceso de calor en latitudes ecuatoriales-tropicales y el déficit en las latitudes polares, detalla.

En esta oportunidad el movimiento hacia los polos fue más intenso y rápido de lo normal, lo que conllevó que una masa de aire cálido “penetrara” a latitudes más cercanas a los polos que lo normal.

«Su relación con el cambio climático está en que una atmósfera más cálida es más dinámica y los movimientos de masas de aire pueden ser de mayor amplitud, intensidad y frecuencia», explica.

«Los polos son mucho más sensibles al cambio de temperatura que las latitudes más bajas. La subida de temperatura es amplificada en las regiones polares», señala Lambert. Y añade que la menor disponibilidad de nieve, que refleja la luz solar, hace que la Tierra absorba más energía y se caliente aún más, en un sistema que se retroalimenta.

Fenómeno inusual

La simultaneidad del fenómeno es algo que intriga a los investigadores, como al académico Gustavo Saiz, de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción.

«Creo que esta es una cuestión que, con toda sinceridad, tiene perplejos a la gran mayoría de científicos. Justo el lunes 21 de marzo se producía el cambio oficial de estación. La región ártica por fin empieza tener días más largos después de largos meses de penumbra, mientras que lo contrario ocurre en la Antártica. Esto quiere decir que estas dos regiones se encuentran actualmente en condiciones meteorológicas bien distintas y, sin embargo, las fuertes subidas de temperatura de los últimos días les están afectando a ambas», comenta el académico. «Pienso que necesitaremos algo de tiempo para tener un argumento concluyente que explique esta situación», dice.

«El fenómeno es verdaderamente inusual, de hecho, hay científicos que han dedicado sus vidas laborales al monitoreo y estudio de las temperaturas en las regiones polares, que no dan crédito a lo que ha sucedido en estos días», subraya.

Saiz destaca que las regiones polares, en particular el Ártico, se han calentado aproximadamente al doble de la tasa que el resto planeta en los últimos 30 años, lo que se atribuye ampliamente al cambio climático.

«La comunidad científica suele ser muy conservadora en sus afirmaciones, por eso todavía no hay un titular explícito de que lo observado estos días en las regiones polares está directamente relacionado con el cambio climático. En todo caso, lo que sí se puede afirmar con rotundidad es que, si un evento similar se produjera de nuevo en los próximos años, quedarían pocas dudas de que el cambio climático está detrás de lo que está sucediendo y eso sería todavía más preocupante, como si este asunto ya lo fuera poco. De hecho, el cambio climático es sin duda la mayor amenaza a la que nos enfrentamos como especie y va a transformar sustancialmente la manera en que vivimos», advierte.

Garreaud prefiere poner paños fríos y apunta a que los registros son muy recientes, de fines de los años 60 y los más precisos datan de las últimas tres décadas.

«Uno no conoce bien el rango. Aunque el valor es muy impresionante, hemos tenido casos comparables en magnitud. Necesitamos un registro más largo», señala.

Cada vez más normal

Según el académico Raúl Cordero, de la U. de Santiago, con el cambio climático son cada vez más frecuentes e intensas las olas de calor.

«El alza en la frecuencia e intensidad de olas de calor se está verificando en todo el mundo, y los polos no son una excepción», explica.

En el Polo Sur, esta ola de calor fue en la Antártica Oriental, pero también en la Antárctica occidental, donde esta la península Antártica y las bases chilenas.

Por ejemplo, en la Isla Rey Jorge, donde se ubica la plataforma de investigación del equipo de Cordero, anexa a la base Escudero del Instituto Antártico Chileno (INACH), el 7 de febrero pasado una incursión de aire cálido provocó una de las noches más calurosas vividas en el continente blanco: en la plataforma hubo una temperatura promedio de 7° durante toda la noche.

Unos 400 km más al sur de dicha posición, en la base ucraniana Vernadsky, la temperatura alcanzó 11,5 ºC, rompiendo una marca previa que databa de 1988.

«Todos estos eventos no son aislados sino que son parte de una tendencia», advierte Cordero.

Estudio de «Nature»

En ambos polos las olas de calor, que involucran temperaturas muy por sobre valores típicos a la fecha, van al alza, así que cada vez con mayor frecuencia se registra la coincidencia de tener olas de calor al mismo tiempo en ambos polos, explicó el académico de la U. de Santiago.

Sin embargo, no son las únicas olas de calor. Esta semana se están registrando al menos seis olas de calor paralelas en el planeta.

Un fenómeno cada vez menos inusual. Un estudio realizado por Cordero y otros investigadores, y publicado en octubre pasado por la revista Nature, muestra que, incluso en un escenario de emisiones moderadas, las olas de calor serán más frecuentes, largas e intensas en Antártica.

Hasta fines de siglo, la frecuencia de olas de calor podría duplicarse en Antártica Occidental y triplicarse al interior de Antártica Oriental, el sector donde se registró la semana pasada este récord de calor.

Consecuencias

El fenómeno además pone en alerta a los investigadores chilenos por sus consecuencias para el país.

«Chile, al igual que el resto de países, sufrirá las consecuencias calamitosas del impacto causado por el calentamiento terrestre, no solo a nivel de temperaturas más altas, sino a una distribución mucho más irregular de las precipitaciones, con todas las implicancias ambientales negativas que ello conlleva. Esto lo venimos observando en las ultimas décadas en forma de sequías pertinaces, inundaciones catastróficas e incendios devastadores que son cada vez más intensos y frecuentes», subraya Saiz.

Carrasco advierte que estos eventos cálidos tienen impacto sobre la criósfera, específicamente sobre el hielo marino, el cual reduce su extensión hacia el ecuador, las plataformas de hielo pueden verse expuestas a deshielo y debilitamiento, produciendo incluso rompimiento de las plataformas y, consecuentemente, eventual aceleración de los flujos de glaciares interiores, los cuales al desrielarse contribuyen al aumento del nivel del mar.

«Implicancias y consecuencias de eventos como el ocurrido en esta oportunidad sobre Chile no las hay, pero no se descarta que un evento similar pero que tenga lugar en la Península Antártica sí puede tener un impacto en el país, como el ocurrido el año 2015, con el temporal del norte de Chile, que ocurre simultáneamente con un evento cálido en la Península Antártica», afirma el académico de la U. de Magallanes.

Cordero explica que las olas de calor no tienen consecuencias en términos de derretimiento al interior de la Antártida, porque la temperatura allí es aún bajo cero, incluso durante una ola de calor.

Sin embargo, la situación es diferente en las costas del continente.

«En nuestro trabajo hemos mostrado que las olas de calor prolongadas pueden conducir a persistentes pozas de agua que pueden desencadenar el colapso de las plataformas de hielo, tal como ocurrió con Larsen A y Larsen B hace unos años», señala el académico de la U. de Santiago.

Debido al aumento proyectado en la duración y la amplitud de las olas de calor, varias plataformas de hielo de la Antártica tienen una probabilidad creciente de alcanzar los niveles de derretimiento récord registrados en las plataformas de hielo Larsen A y Larsen B antes de su colapso en 1995 y 2002, respectivamente. Para algunas plataformas de hielo en la Antártica Occidental (por ejemplo, Larsen C, Wilkins y Abbot), el riesgo de alcanzar esos niveles riesgosos de derretimiento es considerable, alerta Cordero.

«Nuestros resultados plantean preocupaciones sobre la estabilidad de varias plataformas de hielo, que podrían alcanzar su punto de quiebre antes de fin de siglo. El colapso de las plataformas de hielo, gatillado por olas de calor, puede acelerar tanto el flujo del hielo continental como el alza en el nivel del mar. La aceleración en la subida del nivel del mar es particularmente problemática para un país costero como Chile», concluye el académico de la U. de Santiago.

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