Columna de opinión de Laura Gallardo publicada en Cooperativa.cl
El concepto de antropoceno fue propuesto en el año 2000 por Paul Crutzen y Eugene Stoermer como una forma de destacar la magnitud sin precedentes de los impactos derivados de las actividades humanas sobre el planeta y el correspondiente desafío para llevar al mundo a un desarrollo sostenible. El antropoceno sería la nueva época geológica de la Tierra dominada por las acciones de los seres humanos y sus consecuencias. También sería una era fuera de los márgenes de variabilidad climática que vieron crecer y propagarse a nuestra especie.
Son cientos o quizás miles los artículos y ponencias que debaten el concepto desde la nota científica publicada por Crutzen y Stoermer. Son muchos los autores que proponen y contraproponen modos de distinguir una nueva época. De hecho, en unas pocas semanas la Sociedad Geológica Internacional dará su veredicto sobre si existen o no los antecedentes para hablar con propiedad geológica del antropoceno. Por cierto hay quienes se preguntan si siquiera tiene sentido hacer una distinción estratigráfica. Hay quienes dicen que la evidencia es clara. Hay quienes le atribuyen al concepto, entre otros, un sesgo ideológico capitalista.
Más allá de cualquier fascinante y laborioso estudio estratigráfico o digresión filosófica, el hecho es que se sigue acumulando evidencia del impacto sin parangón que estamos teniendo sobre el sistema climático, su funcionamiento y estabilidad. De acuerdo a varios autores, el mundo está funcionando de un modo sin analogía directa en el pasado y en muchos ámbitos estamos acercándonos o sobrepasando los límites planetarios.
Pero declaraciones más o menos, subyacen y persisten los desafíos de enfrentar simultáneamente problemas complejos, intrincados y cuyas consecuencias amenazan nuestra sustentabilidad o los límites planetarios. Eso requiere ya de nuevas ideas, miradas, conceptos y también actores y actrices.
Entre otros, los paradigmas de ciencia y gobernanza deben ser revisados y, probablemente, cambiados. También lo que hasta ahora hemos llamado desarrollo. Y cualquiera sea el camino, deberá tomar en cuenta que los recursos del planeta azul son finitos y que vivimos bajo un clima cambiante.
Leer en Cooperativa.cl