Caracterización de los cambios de la Playa Grande de Cartagena

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Línea de investigación: Zonas Costeras
Revista: Remote sensing
Autores: Idania Briceño de Urbaneja, Josep Pardo-Pascual, Carlos Cabezas-Rabadán, Catalina Aguirre, Carolina Martínez, Waldo Pérez-Martínez y Jesús Palomar-Vázquez.
Link al artículo: https://www.mdpi.com/2072-4292/16/13/2360

Este estudio analiza los cambios en la forma de la Playa Grande en la Bahía de Cartagena, en Chile central, durante el período de 1985 a 2019. La investigación se centra en cómo la playa de arena cambia debido a varios factores naturales y humanos. Entre los factores naturales destacan las condiciones del oleaje en la costa, el clima variable (como el fenómeno de El Niño), y eventos extremos como terremotos y tsunamis. A su vez, las actividades humanas, como el manejo de sedimentos que llegan a la costa, también influyen en estos cambios.

Aunque las playas de Chile son importantes tanto para el ecosistema como para la economía, existe poca información detallada sobre cómo evolucionan a lo largo del tiempo. En este estudio se utilizan datos de imágenes satelitales para rastrear la línea de costa (el borde entre la playa y el mar) a lo largo de más de 30 años. Así, se logra una visión detallada de cómo cambia esta playa específica y se identifican los factores que la transforman.

Los resultados muestran que algunos factores, como los terremotos, afectan la costa de forma puntual. Otros, como los cambios en el oleaje causados por variaciones en el clima (por ejemplo, el fenómeno El Niño), tienen efectos a diferentes escalas de tiempo, desde estacionales hasta varios años. Estos efectos pueden producir erosión (pérdida de arena) o acumulación de sedimentos en la costa, dependiendo de la forma y orientación de la playa y de la disponibilidad de sedimentos en el sistema costero.

Basado en estos resultados, el estudio propone un modelo para entender cómo los sedimentos se mueven y se distribuyen en la Bahía de Cartagena. Además, se destaca la importancia de usar datos de satélites, como los de Landsat y Sentinel-2, para monitorear las playas y entender mejor su comportamiento a lo largo del tiempo.