El término “movilidades climáticas” se refiere a una amplia gama de movimientos que ocurren en el contexto del cambio climático, incluyendo: a) desplazamientos debido a eventos extremos repentinos que suelen ser de corta duración o que pueden prolongarse o volverse permanentes cuando las personas no pueden regresar a sus hogares (como incendios o inundaciones); b) migración climática o movilidades caracterizadas por un mayor grado de planificación y autonomía, las que, generalmente, son motivadas por impactos adversos en los medios de vida que obligan a generar ingresos en otros lugares; c) procesos de reubicación planificada, en los cuales comunidades enteras se trasladan a un lugar más seguro debido al aumento de los riesgos climáticos, por ejemplo, en el contexto del aumento del nivel del mar o aluviones debido al derretimiento de glaciares; y d) inmovilidades, donde las personas permanecen en su lugar de origen voluntariamente o debido a la falta de recursos para trasladarse a otro sitio.
Estas movilidades varían en cuanto a la población, al grado de autonomía, planificación, duración (temporales o permanentes) y distancia recorrida (corta y larga distancia e, incluso, con cruces de fronteras internacionales). Aquellos desplazamientos que cuentan con mayor autonomía y planificación pueden contribuir a la adaptación climática de los hogares. Esto debido a que la persona que migra puede enviar dinero a sus familiares, quienes pueden utilizarlo para la resiliencia de sus hogares o comunidades (IPCC, 2022).
A pesar de su nombre, las “movilidades climáticas” no son una consecuencia directa de los impactos del cambio climático, sino que siempre están mediadas por los contextos económicos, políticos, socioculturales, demográficos, de infraestructura y de políticas públicas en los que estos impactos ocurren. Esto significa que el cambio climático tiende a amplificar vulnerabilidades preexistentes y a aumentar movilidades que ya se daban previamente en el territorio.
Estudios recientes demuestran que las movilidades climáticas ya se han convertido en una realidad en muchos lugares del mundo y también en Chile, particularmente en las zonas rurales afectadas por sequías, inundaciones o incendios forestales (OIM, s.f.). Un caso de ejemplo ocurre en la Región de Coquimbo, donde, en un contexto de megasequía, las movilidades desde zonas rurales hacia el sector minero del norte han aumentado. De manera similar, las sequías e incendios forestales cada vez más intensos en la zona centro-sur de Chile han fortalecido la tendencia existente de migración rural-urbana de jóvenes en busca de oportunidades educativas y laborales fuera del sector agrícola (Azócar et al., 2025; OIM 2017; Wiegel 2023).
Modelar las movilidades climáticas futuras es difícil debido a su multicausalidad, su dependencia tanto de factores estructurales como individuales, y los distintos escenarios futuros de mitigación y adaptación. En consecuencia, las cifras pueden variar ampliamente, como lo muestran las proyecciones del informe Groundswell de 2021 del Banco Mundial, que estima entre 2.2 y 17.1 millones de migrantes climáticos internos en América Latina para 2050 (Clement et al., 2021).
A pesar de la incertidumbre sobre la magnitud futura de las movilidades climáticas, hay amplio consenso en que su importancia está aumentando con el cambio climático. Por esta razón, el tema se ha incorporado en la gobernanza global del cambio climático, como en el Marco de Adaptación de Cancún (CMNUCC, 2010), el Acuerdo de París (2015), el Equipo de Tareas sobre los Desplazamientos bajo el Mecanismo Internacional de Varsovia sobre pérdidas y daños (establecido en 2015), el Marco de Sendai para la Reducción de Riesgos de Desastres 2015-2030 (2015), así como en los marcos de gobernanza migratoria, como el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, y el Pacto Mundial sobre Refugiados (ambos de 2018). En Chile se han incorporado en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, 2020; actualmente en proceso de actualización), la Política Nacional de Reducción del Riesgo de Desastres y su Plan Estratégico (2020), la Estrategia Climática de Largo Plazo (2021) y el nuevo Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, pronto a publicarse.
Referencias
Azócar, G., Wiegel, H., Orellana, P., Calvo, R., Rodriguez, M., … & Romero, J. (2025). Dinámicas, costos e impactos de las movilidades climáticas en Chile: Recomendaciones estratégicas para guiar la formulación de políticas públicas. [En proceso de diagramación]
Clement, V., Rigaud, K. K., De Sherbinin, A., Jones, B., Adamo, S., Schewel, J., … & Shabahat, E. (2021). Groundswell Part 2: Acting on internal climate migration. Washington, DC: The World Bank.
IPCC, 2022. Climate Change 2022 – Impacts, Adaptation and Vulnerability. Contribution of Working Group II to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. https://doi.org/10.1017/9781009325844
OIM. (2017). Migraciones, ambiente y cambio climático – Estudios de Caso en América del Sur. In Cuadernos Migratorios No. 8. https://publications.iom.int/system/files/pdf/migraciones_ambiente_y_cambio_climatico_estudio_de_casos_en_america_del_sur_0.pdf
OIM. (s.f.). Migración y Cambio Climático. https://lac.iom.int/es/migracion-y-cambio-climatico
Wiegel, H. (2023). Complicating the tale of ‘first climate migrants’: Resource-dependent livelihoods, drought and labour mobilities in semi-arid Chile. Geoforum, 138, 103663. https://doi.org/10.1016/j.geoforum.2022.11.005