Fuentes: Departamento de Geofísica FCFM U. de Chile | Universidad de O’Higgins
Los investigadores del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2, Rodrigo Seguel, Raúl Valenzuela y Roberto Rondanelli, confirmaron que los recursos obtenidos permitirán adquirir nuevos equipos para estudiar gases atmosféricos altamente reactivos y eventos climáticos extremos.
Con las propuestas “Ionización química selectiva con espectrometría de masas para la especiación orgánica e inorgánica en ambientes atmosféricos de Chile” y “Un radar móvil para fenómenos meteorológicos extremos y clima: fortaleciendo la investigación y la resiliencia en Chile”, integrantes del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2 se adjudicaron recursos del Fondo de Equipamiento Científico y Tecnológico (FONDEQUIP) Mayor 2025 para fortalecer sus áreas de estudio.
Sobre la primera adjudicación, -liderada por la Universidad de Chile, en colaboración con las universidades de Concepción, Federico Santa María y O’Higgins-, el investigador del CR2, académico del Departamento de Geofísica (DGF) de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile y director del proyecto, Rodrigo Seguel, explicó que permitirá contar con una plataforma de medición constituida por un espectrómetro de masas de alta resolución con ionización química selectiva acoplado a un cromatógrafo gaseoso para estudiar especies reactivas de alto interés para el sistema atmosférico y climático a escalas local, regional y hemisférica.
“Las especies reactivas son gases de la atmósfera que experimentan reacciones químicas relativamente rápidas, lo cual las hace muy importantes para modular los procesos químicos que ocurren en la atmósfera y afectan la salud de las personas, los ecosistemas y el clima”, comentó Seguel. Agregó que, una vez que la plataforma de medición conocida como VOCUS 2R, esté completamente operativa, el trabajo se enfocará en estudiar la fotoquímica regional y los procesos de intercambio biosfera-atmósfera con énfasis en ambientes prístinos y remotos en Chile tricontinental.
“Desplegaremos nuestras capacidades instrumentales con el fin de complementar las observaciones de VOCUS 2R y generar un repositorio centralizado de datos que incluirá productos de mayor nivel jerárquico registrados a partir de una base de datos primarios”, adelantó el académico.

El nuevo equipamiento tendrá como base central principal la nueva estación de Cerro Calán del Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, ubicada en la zona precordillerana de Santiago de Chile.
“Si bien Calán será nuestra base, el proyecto de cuatro años de duración, contempla estudiar una de las atmósferas más limpias del mundo en Rapa Nui, zonas costeras de alto interés como Punta de Lobos (Pichilemu) e industriales como la Bahía de Quintero. También abordaremos zonas receptoras de contaminantes fotoquímicos como Los Andes y Las Condes y, más al sur, nos desplegaremos en la estación de biología marina en Dichato perteneciente a la UdeC”, aseguró el académico del DGF e investigador del CR2.
Radar para estudiar fenómenos extremos
Al referirse a la propuesta, “Un radar móvil para fenómenos meteorológicos extremos y clima: fortaleciendo la investigación y la resiliencia en Chile”, el académico del DGF e investigador del CR2, Roberto Rondanelli, confirmó que se trata de una iniciativa liderada por la Universidad de Valparaíso, específicamente, por el académico de su Departamento de Meteorología, Jorge Arévalo, junto a investigadoras e investigadores de las universidades de La Serena, de O’Higgins, de Concepción, Universidad de Chile y el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA).
“Vamos a tener un radar móvil, es decir, un radar que podrá ser llevado a distintos lugares en campaña o también podrá ser dejado en un lugar midiendo, pero lo importante es que nos va a permitir, por primera vez probablemente, observar nuestras tormentas severas y entender cómo mejorar los sistemas de prevención y alerta ante eventos extremos como lluvias intensas, aluviones, trombas marinas o tornados”, dijo Rondanelli.
La iniciativa, “Un radar móvil para fenómenos meteorológicos extremos y clima: fortaleciendo la investigación y la resiliencia en Chile”, no solo beneficiará la investigación científica, sino también estará disponible para su uso en instituciones de educación superior con fines formativos; y en instituciones dedicadas a la gestión del riesgo y la respuesta ante desastres.

“La incorporación de este instrumento permitirá generar información clave para comprender eventos climáticos y de riesgo, y aportar a la resiliencia territorial, especialmente en un contexto marcado por el cambio climático”, detalla Raúl Valenzuela, investigador del CR2 y académico del Instituto de de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins.
En cuanto a los tiempos de uso del radar, Rondanelli y Valenzuela adelantaron que será administrado por un comité científico integrado por especialistas de las universidades participantes en la iniciativa, cuya tarea principal será abrir convocatorias para grupos de investigación con énfasis en el trabajo conjunto y la colaboración en el uso compartido de la nueva tecnología.
“Estamos contentos por este FONDEQUIP y también estamos ansiosos por empezar a medir y llevarlo a terreno. Probablemente, el próximo otoño debiéramos ya empezar a medir algunas tormentas”, sostuvo Roberto Rondanelli, quien reconoció que la adjudicación del radar móvil para estudiar fenómenos extremos es el desenlace de una historia iniciada en 2018, cuando se postuló el proyecto por primera vez.
Rodrigo Seguel coincidió en la importancia que tendrá para su trabajo contar con nuevo equipamiento y destacó el valor del programa de Equipamiento Científico y Tecnológico de la ANID.
“El FONDEQUIP mayor representa una gran contribución al desarrollo científico de excelencia del país. Por eso me gustaría reconocer la labor del equipo humano de ANID y el compromiso demostrado por las y los evaluadores anónimos del concurso”, recalcó.
