El clima como sistema vivo: agua, extremos y adaptación (Fundación Mar Adentro)

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El geofísico y subdirector del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2),  René Garreaud, reflexiona sobre el clima como fuerza que moldea territorios y modos de vida. Como exponente de Poligonal Nº6, abordará las tensiones entre variabilidad natural y cambio climático, la necesidad de una transición energética realista, y el rol del arte como puente para comprender y sentir los desafíos que enfrentamos a nivel socioambiental.

Los primeros naturalistas determinaban el clima de un territorio de acuerdo a su vegetación. Eran tiempos en que la cantidad de datos hoy disponibles era impensada, explica el geofísico René Garreaud –especializado en modelado del clima (1)–, con quien dialogamos sobre proyecciones climáticas; enigmas que persisten en las interacciones atmosféricas; y el trabajo que realiza el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), donde es subdirector.

El investigador será uno de los principales exponentes de Poligonal Nº6-Confluir en el clima, nuestro encuentro anual de arte y ciencia, donde abordará su línea de investigación “aguas y extremos”, analizando la caracterización del clima mediterráneo en Chile: “una especie de montaña rusa donde existen territorios en que la precipitación del año se define por una tormenta”. Garreaud dictará la charla magistral Estar en el clima: lluvias en Chile central, el martes 7 de octubre a partir de las 19.00 h en Centro NAVE.

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Fundación Mar Adentro (FMA): Entre sus temas de investigación ha abordado modelado del clima de América del Sur, así como agua y eventos extremos ¿Cómo han evolucionado sus áreas de estudio sobre clima?

René Garreaud (RG): Mi objeto de estudio ha variado en el tiempo. Soy geofísico, es decir, estudio la física del planeta. Esta disciplina aborda dos dimensiones: interior (terremotos y vulcanismo, por ejemplo) y la delgada envolvente gaseosa: la atmósfera, fundamental para la vida (2). Allí se albergan gases –principalmente oxígeno y nitrógeno– y vapor de agua. La temperatura y estructura del planeta permiten que el agua esté en distintas formas y reconversiones (3), y provee elementos fundamentales para la biósfera y su estabilidad. Uno de mis temas de especialización ha sido el agua.

Junto a mi grupo del CR2, nos hemos enfocado en el clima mediterráneo, caracterizado por su alta estacionalidad (4). Nuestro invierno se caracteriza por tener precipitaciones anuales definidas en equis cantidad de días, lo que lo hace extremadamente variable (5). Hacia el norte es aún más drástico, pues la precipitación del año se puede definir por una tormenta. Somos una montaña rusa de años lluviosos o secos. Por eso hablamos de extremos, por la bipolaridad. De esto hablaré en Poligonal: por qué tenemos años tan lluviosos y otros de hipersequías, y qué consecuencias tiene para el territorio de Chile central y los Andes subtropicales.

FMA: Actualmente, el CR2 está trabajando en ámbitos que van desde lo local a lo global ¿Qué temas son centrales en este momento para el Centro y cómo se conectan con la contingencia climática en Chile?

RG: Somos un centro bastante grande si pensamos en los estándares de Chile (6), cubriendo un espectro de ciencias que va desde la geofísica y la climatología hasta ámbitos sociales como la antropología y sociología; asociado a desafíos del clima y cambio climático. Nos preguntamos qué significan estos cambios para Chile, hacia dónde vamos. Por ahora, sabemos que en buena parte del territorio habrá baja de precipitaciones, telón de fondo para conocer la ocupación del territorio o cómo se desarrollan las industrias.

En el CR2 vamos desde el entendimiento hasta el impacto del medioambiente. Existe un grupo que ve bosques y plantaciones; otro que aborda qué les pasa a los humanos y cómo se adaptan a la nueva realidad, donde adaptación y mitigación son clave. Luego está cómo nos hacemos cargo del problema, acercándonos a temas como la carbono neutralidad en Chile y el anhelo de que baje el uso de CO2, ya que este incrementa el efecto invernadero. También estamos viendo cómo Chile se sube al carro de las energías limpias, pues ser carbono neutral tiene sus costos, no hay soluciones mágicas.

Otra línea relevante es la necesidad de distinguir el cambio climático versus la variabilidad natural. Existe la tendencia a decir que todo puede ser cambio climático. Suelo terminar mis presentaciones con la imagen de un choque donde una persona le dice a otra que el choque se debe al cambio climático. Si pensamos en que todos los fenómenos se deben a esto, perdemos la oportunidad de entender cómo han intervenido las acciones humanas, por ejemplo, cuando existen también problemas de variabilidad como el Niño y la Niña.

FMA: En relación a sus investigaciones ¿existen fenómenos atmosféricos que continúan siendo enigmáticos o poco comprendidos por la ciencia?

RG: Hemos convivido toda la vida con el clima y existe una memoria colectiva, sin embargo, el estudio cuantitativo tiene poco tiempo. En Chile hablamos de datos desde hace 70 años, pero en la historia planetaria esto es una ventana temporal pequeña. Hay cosas que damos por sentado y nos llevamos sorpresas. Por ejemplo, los tornados en el sur, un colega llamado Roberto Rondanelli ha estudiado esto y ha observado que se tendía a pensar en cambio climático como causa, pero si te vas a registros de la Colonia encuentras descripciones de tornados, y también en relatos mapuche. Muchas veces el registro de datos es pequeño y debemos ser cuidadosos.

Por otro lado, somos capaces de hacer proyecciones donde existen argumentos robustos y conocimiento científico, por ejemplo, sabemos que habrá baja de precipitación y aumento temperatura en Chile central, pero qué va a pasar con eventos extremos –por ejemplo, si viene una gran tormenta o hiper sequía– no lo sabemos con precisión. Por eso, este es uno de los temas centrales del CR2, intentando abordar cómo vamos a reaccionar los humanos.

FMA: Desde su perspectiva científica, ¿cómo interpreta el concepto de crisis climática o crisis socioecológica? ¿Cree que estos términos reflejan adecuadamente lo que está sucediendo?

RG: En 2019, antes del estallido social, todas las instituciones estaban describiendo la emergencia climática, sumándose al discurso de activistas destacados como Greta Thunberg. En el CR2, sin embargo, hemos visto que términos como emergencia climática o crisis no son tan adecuados. A nivel personal incluso, observo que estas palabras apelan a fenómenos de corto plazo donde la solución es justamente de emergencia, como fue el caso del Covid.

El cambio climático está lejos de ser un fenómeno de corto plazo, es más bien un wicked problem o desafío complejo (7) e involucra a tantos actores que debemos aprender de él y enfrentarlo. Nos va a acompañar todo el siglo XXI y debemos ir viendo cómo nos vamos a adaptar y mitigar. Debemos tratar de entender el problema y ver que podemos tener avances.

FMA: Al respecto, ¿cómo abordaría en términos cotidianos la idea de transición socioambiental (8) y cómo considera que debe prepararse la sociedad ante los cambios que se proyectan?

RG: Aunque no me especializo en ese tema, es uno de los puntos que conversamos en el CR2. Existe una tendencia a dividir entre buenos y malos, aunque todos consumimos energía. Chile es un país que contribuye poco a la emisión de gases con efecto invernadero, pero debemos ser conscientes de que todo tiene una huella y a nivel ético debemos minimizarla. Así, uno de los temas esenciales es el de la transición energética, pues debemos pensar en la energía que seguiremos consumiendo, preguntarnos cómo descarbonizar la matriz energética.

Veo que hay dos realidades que se juntan y avanzan en carriles distintos: la individual, donde la gente debe tener conciencia sobre la finitud de los recursos, y la dimensión de cuidado, pues necesitamos programas de eficiencia energética a nivel global donde los individuos hagan su parte. Todo suma aún cuando un esfuerzo individual no constituya una gran escala. Como humanidad hemos resuelto grandes problemas, en ese sentido tengo esperanza. Al mismo tiempo, todo lo que signifique encantar a las personas es positivo, pero hay soluciones que requieren acción y trabajo duro desde múltiples disciplinas.

FMA: Como investigador del clima, ¿cómo percibe el rol que el arte puede jugar en la comprensión de los fenómenos atmosféricos?
RG: Necesitas conectar el conocimiento científico con vivencias cotidianas para entender y sentir el problema. Al mismo tiempo, la sensibilidad puede venir con ecoansiedad o solastalgia (9), de manera que el arte puede ser un vehículo amable en el sentido de contribuir a hacer esfuerzos por movilizar el entendimiento. Al mismo tiempo, el arte puede hacer más llevaderos esos sentires. Una investigadora que ha abordado este tema en el CR2 es Paulina Aldunce, quien ha promovido el desarrollo de arte y ciencia con la creación de décimas por el agua, por ejemplo.

FMA: ¿Cuáles son los principales desafíos y cambios significativos que enfrenta Chile en términos climáticos? y ¿hasta qué punto se puede proyectar el clima en un territorio?

RG: Como esto es continuo, lo que hemos visto es que habrá menos precipitaciones en gran parte de Chile central –de Coquimbo a Los Lagos– y que vamos a convivir con un clima más seco y cálido, con olas de calor más extremas o largas. Al mismo tiempo, no sabemos cómo va a ser este verano, nadie lo puede decir. El último año llegamos a los 41ªC. Esto tiene efectos dañinos, y de ahí se desprenden desafíos de adaptación de cuidar más el agua o protegernos del calor e incendios forestales.

FMA: Finalmente, ¿cómo definiría el clima y qué significa para Ud. confluir en él, en relación a la consigna de Poligonal?

RG: La atmósfera es el sujeto de estudio. Existe una bella historia planetaria de la simbiosis de la atmósfera con la biósfera. Las bacterias generaron la envolvente gaseosa que llamamos atmósfera e hicieron posible la presencia de oxígeno, que se convirtió en ozono y luego, el ozono le devolvió la mano a las bacterias y permitió que estas salieran del mar a la tierra. El clima en esta ecuación es la condición media que nos moldea a través del viento o las precipitaciones, que son fenómenos atmosféricos que cambian de uno a otro territorio. El clima moldea los territorios y define el tipo de vegetación. Los primeros naturalistas no tenían datos como ahora y definían el clima por esta característica: decían ‘este clima es mediterráneo porque hay espinos’, por ejemplo. No existe un estudio demasiado detallado de cómo el clima moldea a los humanos, pero todos sabemos que nos moldea en distintos sentidos: cómo vivimos, cómo nos vestimos y cómo funcionamos. A esto le agregamos el factor de cambio. No es que Chile se vaya a transformar en un país tropical, pero incluso cambios menores a largo plazo van a tener un efecto en cómo vivimos y donde primero se percibe esto es en la vegetación.

Ante esto, me parece vital visibilizar el clima como elemento intrínseco a la vida. Como humanos estamos expuestos al clima. En Poligonal confluimos los estudiosos del clima, los inspirados por él; y también los usuarios del clima, que somos todos.

Notas al pie

  1. El modelado del clima contempla el uso de simulaciones computacionales para recrear y predecir el comportamiento del sistema climático de la Tierra, incluyendo la atmósfera, los océanos, la tierra y el hielo.
  2. La atmósfera, explica Garreaud, “permite un efecto invernadero natural que mantiene la temperatura que hace posible la vida tal como la conocemos. Sin ella estaríamos congelados. Además, provee otros servicios tales como la proyección de rayos ultravioleta junto con albergar oxígeno, el cual permite que saquemos energía de los alimentos que consumimos.
  3. En forma líquida, vapor y sólida, como cristales de hielo o nieve.
  4. Refiere a la percepción de dos estaciones muy marcadas en el caso de Chile.
  5. En promedio llueve 300 mm; un año lluvioso es de 1.000 mm; y bajo sería de 80 mm ubicándose al límite de lo que necesitamos para vivir.
  6. El CR2 cuenta con cerca de 70 investigadores.
  7. Alude a un asunto complejo y difícil de resolver debido a sus múltiples facetas, sin una definición clara, una única respuesta correcta ni un punto de vista definitivo.
  8. Proceso de transformación profunda y a largo plazo en la forma en que las sociedades producen, consumen y se relacionan con la naturaleza, buscando un equilibrio entre el desarrollo económico, la justicia social y la protección ambiental.
  9. Neologismo acuñado por el filósofo Glenn Albrecht para describir la angustia, el estrés o el dolor que se siente por el deterioro de un lugar a causa del cambio climático o de otras alteraciones ambientales.

Sobre el entrevistado: René Garreaud es profesor titular del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile y subdirector del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2, donde lidera la línea de investigación «Agua y extremos». Es ingeniero civil y magíster en Geofísica de la Universidad de Chile. En el año 2000 obtuvo un Doctorado en Meteorología en la Universidad de Washington, Seattle, Estados Unidos, trabajando en la interacción trópica-intertrópica y modelando el clima de América del Sur. Sus líneas de trabajo incluyen cambio climático y vulnerabilidad, con énfasis en América del Sur. Además, ha contribuido a la sinóptica costera y meteorología de montaña, lo cual se refleja en sus más de 50 publicaciones en las revistas especializadas de esos campos de estudio. En 2019 fue nombrado miembro correspondiente de la Academia Chilena de Ciencias.

Entrevista por Violeta Bustos, directora de comunicaciones en Fundación Mar Adentro. Periodista licenciada en comunicación social, diplomada en Visualización de Datos y Magíster en Estéticas Americanas por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Docente e investigadora especializada en narrativas digitales y divulgación académica. Ha sido fundadora de medios escritos y ha realizado diversas asesorías comunicacionales en instituciones vinculadas a educación, arte, ciencia, humanidades y medioambiente.

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