Cada semana hacemos las mismas cuatro preguntas a una persona dedicada a la ciencia. En esta edición entrevistamos a Roxana Bórquez, profesora asistente de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile e investigadora asociada del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2.
-¿Qué te motivó a dedicarte a la ciencia?
-El querer entender los procesos más profundamente, el nunca dejar de aprender fue mi principal motivación. Me di cuenta de que trabajando en otras áreas, como la consultoría, sólo me permitía entender o meterme en los temas más superficialmente.
Siempre me interesaron los temas asociados a las ciencias más ligadas al ambiente. Cuando pequeña quería ser paleontóloga, luego quise ser geóloga, y creo que los temas ambientales emergieron con más fuerza cuando estaba en primero medio, en 1995, y Francia decidió continuar pruebas nucleares en el atolón de Mururoa. No podía creer que algunos humanos fueran tan destructivos. Creo que esa es la primera vez que participé en una protesta.
Esa fue una protesta mundial, en donde se logró que muchos países se comprometieran a no hacer más pruebas nucleares. Fue muy potente, porque en mi inocencia, pensé “es posible hacer algo”. Desde ahí que comencé a interesarme más en temas ambientales y decidí estudiar Ingeniería en Recursos Naturales Renovables en la Universidad de Chile.
-¿Cuál es la obra científica que más influyó en tu actividad?
-Habiendo estudiado ingeniería, las ciencias sociales terminaron influyendo mucho en mi transitar académico. Estando en pregrado tomé una asignatura que se llamaba “Introducción a la sociología ambiental” con una profesora a quien yo admiraba mucho. Siento que con ese ramo abrí los ojos, me cambió la visión del mundo. Quizás los libros que más recuerdo son La ética protestante y el espíritu del capitalismo de Weber, La sociedad del riesgo de Beck, pero luego siguieron autores como Pierre Bourdieu, Noam Chomsky, Amartya Sen, Eleonor Ostrom y tantos otros. Posteriormente, leer Desarrollo a escala humana de Manfred Max-Neef también fue muy significativo.
Usar distintos lentes para observar a la sociedad me permitió cuestionarme las cosas, tener un espíritu crítico, que es fundamental si quieres transitar en la frontera del conocimiento.
-¿Cuál es el problema científico más importante por resolver?
-Hay muchos problemas muy importantes y complejos por resolver. Los que se llaman ahora los “wicked problems” o problemas perversos, que poseen muchas aristas y son imposibles de abordar desde sólo una mirada, o darle una sola solución. Si debo elegir, creo que la triple crisis: cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad, nos enfrenta a los mayores desafíos científicos y sociales. El actuar parece siempre insuficiente; aun cuando existe importante evidencia, estamos al debe.
-¿Cuál es la pregunta que te desvela como científica y cómo la enfrentas?
-Creo que lo que más me desvela es cómo se incrementa la resiliencia de las comunidades ante el cambio climático. Los desafíos que nos impone el cambio climático son múltiples, las amenazas son diversas, y siempre los más vulnerables terminan siendo los más afectados. Los modelos que se están usando no están logrando reflejar los impactos del cambio climático. Incendios como los del 2017 debían tener períodos de retorno larguísimos, pero no pasó ni una década y tuvimos sucesos similares.
Hay tres preguntas que me rondan permanentemente y que trato de abordar en distintas investigaciones que están en proceso. Primero, ¿cómo podemos lograr estar preparados ante las amenazas que nos impone el cambio climático? Me interesa mucho entender cómo las personas y las instituciones se preparan, enfrentan, se recuperan y adaptan a las distintas amenazas presentes. Entender cuáles son los atributos clave que permiten que algunos grupos sean más resilientes que otros. Segundo, ¿cómo logramos transitar hacia una economía baja en carbono sin que el costo lo pague el ambiente o las comunidades más vulnerables? Y tercero, pero completamente relacionado con lo anterior, ¿cómo logramos replicar procesos que son contexto-específicos? El cómo incrementa la resiliencia de una comunidad y depende de muchos factores, y gran parte de ellos son particulares a dichos territorios. La urgencia de actuar nos exige avanzar más rápido, pero ¿cómo replicar sin perder las particularidades de cada comunidad? Lo mismo con las transiciones; estas ocurren en los territorios, y la transición necesaria en Quintero-Ventana-Puchuncaví es distinta a la de Coronel o Mejillones, entonces, ¿cómo logramos avanzar en procesos que son distintos y con la urgencia que requieren?… No es una tarea fácil. | Leer en El Mostrador
