En conversación con Doble Espacio, el académico del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) y doctor del MIT explica que todavía “hace falta mayor información para entenderlos” y advierte que “no se descarta la posibilidad de uno de gran escala en nuestro país”.
250 viviendas dañadas y 13 heridos fue el saldo que dejó el tornado registrado en Puerto Varas el pasado domingo, con vientos de hasta 180 km/h. Y aunque la “rareza” de estos fenómenos abrió debate sobre la frecuencia de los tornados en Chile y la influencia del cambio climático en ellos, un escéptico frente a estos argumentos es el meteorólogo Roberto Rondanelli, académico del departamento de Geofísica de la Universidad de Chile.
El también investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) y doctorado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) explica que el primer tornado en el país data de 1550, pero que pese a su “antigüedad”, aún existe un gran desconocimiento y “hace falta mayor información para entenderlos y conocer si tienen algún cambio cíclico como otros fenómenos naturales que vemos en nuestro país”.
Además, acusa “mucho centralismo en los monitoreos climáticos” para prevenir estos desastres y advierte que “tampoco sabemos cuál podría ser la máxima categoría de un tornado y es preocupante, ya que no se descarta la posibilidad de uno de gran escala en nuestro país”.
—¿Qué condiciones meteorológicas se tienen que dar para que se manifieste un tornado en nuestro país?
— Las condiciones meteorológicas en general son dos. Una es la inestabilidad convectiva del aire, que se produce cuando hay aire caliente por debajo y aire frío por arriba, pueden ser ambas juntas o de forma individual. Esa diferencia de temperatura genera movimientos fuertes en la atmósfera. Esto sucede sobre todo en otoño, porque el mar aún está un poco tibio después del verano y llegan masas de aire frío desde arriba que mueven excesivamente las nubes. Y la segunda situación es la cizalladura, que es cuando el viento cambia de dirección rápidamente según la altura en la que se encuentre. Por ejemplo, abajo puede soplar del norte o más arriba en el oeste. La cordillera de los Andes hace que el viento cambie de dirección, lo que lamentablemente ayuda a generar condiciones para que se formen tornados. Cuando ambos factores se combinan, se crean tornados como el que vimos en Puerto Varas.
—¿Hay registros sobre la evolución de los tornados en Chile y de alguna relación climática entre ellos?
— El primer registro en Chile es en 1550, desde principios de la conquista, así que no es un fenómeno reciente ni algo causado sólo por cambios meteorológicos de los últimos 30 o 50 años. El desconocimiento sobre los tornados aún es grande, no hay certeza de cómo ha variado la cantidad de fenómenos con el paso del tiempo. Hace falta mayor información para entenderlos y conocer si tienen algún cambio cíclico como otros fenómenos naturales que vemos en nuestro país.
—¿Qué dificultad hay para su investigación y estudio científico?
— La mayor dificultad es que lamentablemente no todos los tornados se registran, porque a veces nadie los ve. En otros países también ocurre esto, ya que hay tornados que pasan desapercibidos, especialmente en zonas poco habitadas. Por lo mismo, somos muy dependientes de los registros de personas naturales para poder estudiarlos. A diferencia de los huracanes, que se pueden ver claramente desde satélites porque son muy grandes, los tornados son mucho más pequeños y difíciles de detectar. Por ejemplo, el día del tornado en Puerto Varas, hubo varias tormentas. ¿Quién sabe si hubo más tornados ese mismo día, pero nadie los vio? Es posible que ocurrieran y simplemente pasaron desapercibidos.
—¿Los sistemas de monitoreo chilenos están preparados o tienen en cuenta este tipo de fenómeno?
—No, estamos muy atrasados con respecto a las tormentas severas, probablemente porque suceden fuera de grandes ciudades, y existe mucho centralismo en los monitoreos climáticos. Es imposible pronosticar si va a ocurrir un tornado en una cierta ciudad o a una cierta hora, estamos lejos de eso y ni siquiera sabemos si va a ser posible alguna vez. Tampoco sabemos cuál podría ser la máxima categoría de un tornado y es preocupante, ya que no se descarta la posibilidad de uno de gran escala en nuestro país.
—¿El cambio climático tiene incidencia en la aparición de este tornado en Puerto Varas?
—No necesariamente, los tornados han ocurrido en Chile desde hace siglos. Lo que pasa es que hoy, gracias a las redes sociales nos enteramos de más tornados, incluso de aquellos que no causan daños. Por ejemplo, el tornado en Los Ángeles del 17 de mayo no habría sido noticia hace 25 años, porque no provocó daños y fue visto solo por unas pocas personas que tuvieron la suerte de registrarlo. Y por esa falta de registros, no podemos asegurar que el cambio climático cause más tornados, es un tema que aún necesita mucha investigación.
—Por lo visto en Chile no existe una gran conciencia de estos fenómenos, ¿Cree que es importante que la población tenga conocimiento para una futura prevención?
—Es difícil que las personas en Chile puedan visualizar un tornado, pero nunca es imposible, y sobre todo su afectación puede llegar diferente a las personas que les toque vivirlo. Para mí los tornados son un fenómeno natural real, una amenaza que deberíamos conocer mejor. Lo interesante es que los pueblos originarios como los mapuches, sí tienen conciencia de este tema, ellos desarrollan su vida en el sur de Chile y han creado una relación profunda con las condiciones climáticas de su territorio, algo que se refleja en su mitología. Para ellos, los tornados no son solo viento, representan un desequilibrio en la naturaleza o en la comunidad. Pasa que si no valoramos la diversidad cultural de Chile, perdemos perspectivas y saberes muy importantes sobre este tipo de fenómenos. Saber cómo vivir en el territorio, respetar la naturaleza y enfrentarla es algo que los pueblos ancestrales hicieron por siglos y ese conocimiento aunque sea diferente al científico, es igual de valioso. | Leer en doble-espacio.uchile.cl