CHILE: “La legislación sobre incendios debería basarse en la corresponsabilidad” (Civicus)

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CIVICUS conversa con Mauro González, Investigador principal del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia, (CR)2, sobre los incendios que se propagaron por la región de Valparaíso en Chile.

(CR)2 es un centro de investigación que reúne a investigadores de distintas disciplinas de las ciencias naturales y sociales, de la Universidad de Chile, la Universidad de Concepción, la Universidad Austral de Chile y otras instituciones académicas, para estudiar los impactos del cambio climático sobre los ecosistemas y la sociedad chilena.

¿A qué se debe el aumento de los incendios?

Durante la última década en Chile hemos estado experimentado incendios cada vez de mayor tamaño y severidad. La superficie quemada en la temporada 2016-2017 alcanzó más de medio millón de hectáreas, 10 veces más que el promedio anual. Los de la temporada 2022-2023 fueron muy similares, y más recientemente en febrero de este año tuvimos incendios catastróficos en Valparaíso. Estos últimos fueron menos extensos pero su impacto fue considerable porque se produjeron en zonas de interfaz urbano-forestal, con una alta densidad poblacional.

Algunos de los factores que estarían explicando el aumento de los incendios son las condiciones climáticas más favorables, tales como las olas de calor, y la mayor susceptibilidad de la vegetación, asociada a la sequía que experimenta el país desde 2010. En los últimos años hemos observado el secado, también conocido como “pardeamiento”, de los bosques esclerófilos, causado por la falta de agua. Esto afecta la biodiversidad, genera pérdida de carbono almacenado y facilita la propagación de los incendios. Además, en la zona centro-sur de Chile las extensas y homogéneas plantaciones forestales de Eucalyptus globulus y Pinus radiata favorecen, bajo condiciones meteorológicas extremas, la propagación de grandes incendios.

En el origen de los incendios el ser humano tiene una gran responsabilidad ya que más del 95% son causados de manera accidental e intencional. La intencionalidad tiene diversas motivaciones, que necesitan ser comprendidas sociológica y psicológicamente para abordar adecuadamente la prevención.

¿De qué otras maneras está afectando a Chile el cambio climático?

Los principales impactos del cambio climático en Chile se observan en la mayor frecuencia de eventos climáticos extremos como olas de calor, marejadas, tornados, inundaciones, incendios y sequía prolongada. Aunque históricamente hemos enfrentado inundaciones, terremotos e incendios, la sequía representa una situación única para el país dada su extensión e intensidad. Gran parte del país está siendo afectado por la sequía, por lo que muchas comunidades rurales carecen de abastecimiento de agua adecuado abastecimiento y demanda soluciones del Estado.

Especialmente en las zonas semiáridas al norte de Santiago, las comunidades están experimentando una crítica falta de agua, lo cual afecta sus actividades tradicionales. Mucha gente ha perdido sus fuentes de agua para cultivos y ganadería, lo cual afecta de sus actividades económicas y modos de vida, por lo que comienza a emigrar. La capital y otras ciudades también están enfrentando importantes problemas de abastecimiento de agua para el consumo humano.

Ante la sucesión de eventos climáticos extremos, la comunidad reconoce el cambio climático como una realidad evidente. Sin embargo, la necesidad de que el Estado asuma la responsabilidad y ofrezca respuestas solamente se plantea en situaciones extremas, en contextos de catástrofe; caso contrario las comunidades parecen adaptarse o resistir de una u otra forma.

¿Cuáles han sido los impactos de los incendios, y qué respuestas ha dado el gobierno?

Los grandes incendios no afectan solamente al sector productivo, por ejemplo a las empresas forestales y agrícolas, sino también a las comunidades locales y a la sociedad en general. Los mayores impactos que provocan los incendios son la pérdida de vidas y la destrucción de miles de viviendas y de fuentes de sustento. A esto se suman los problemas emocionales, psicológicos y médicos, ya que la contaminación del aire incide en las enfermedades respiratorias. Se trata de problemas que aún no han sido evaluados adecuadamente. En ciertas áreas, el humo es una constante durante el verano, lo que indudablemente afecta la salud de las personas.

Además, los incendios impactan negativamente sobre la biodiversidad. Generan pérdida de bosques nativos, poniendo en peligro muchas especies con problemas de conservación. También afectan la viabilidad de cumplimiento de nuestro compromiso de alcanzar la neutralidad de carbono, ya que no estamos aumentando la cobertura vegetal que permite secuestrar carbono, sino al contrario, estamos perdiendo bosques y liberando grandes cantidades dióxido de carbono a la atmósfera.

El Estado de Chile poco a poco ha ido enfrentando esta problemática y tomando medidas. En los últimos años, sucesivos gobiernos han ido comprendiendo más plenamente el impacto del cambio climático, avanzaron con iniciativas legales como la Ley Marco de Cambio Climático, y realizaron importantes cambios en el marco institucional de prevención del riesgo de desastres, en el cual juega un rol fundamental el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres. Además, actualmente se discute en el Congreso una Ley de Incendios que apunta a fortalecer las estrategias de prevención y la gestión del paisaje como medida de mitigación, especialmente en las zonas de interfaz urbano-forestal.

¿Qué más debería hacerse para prevenir y controlar los incendios?

Si bien en Chile el presupuesto para la prevención y control de incendios ha aumentado en los últimos años, es importante destacar que incluso en países desarrollados con más equipamiento y presupuesto, como Australia, Canadá y Estados Unidos, no logran apagar incendios de las características y bajo las condiciones meteorológicas en que ocurren actualmente. Por tanto, la prevención es clave, así como también la configuración y gestión del paisaje forestal.

En el caso del centro-sur de Chile, donde la existencia de extensos monocultivos forestales contribuye a la propagación del fuego, el Estado tiene un rol fundamental en incentivar, a través de los instrumentos apropiados, la mayor diversificación del paisaje y la restauración de los bosques nativos quemados o degradados.

En cuanto a la responsabilidad humana, debemos ser conscientes del impacto de nuestras acciones, ya sean accidentales, negligentes o intencionales. La prevención es clave, junto con la preparación de comunidades para enfrentar incendios, al igual que lo hacemos con terremotos y maremotos.

Respecto de la prevención y gestión del paisaje, es fundamental la responsabilidad de los propietarios. Los propietarios deben asumir la responsabilidad de sus terrenos, implementando, con la asistencia del Servicio Forestal, las medidas de mitigación adecuadas, como cortafuegos y reducción de combustible, especialmente si colindan con comunidades humanas. La gestión del territorio no debe ser solo responsabilidad del Estado; cada individuo debe contribuir a mantener su entorno y las empresas forestales deben asegurarse de gestionar adecuadamente su patrimonio de manera de no afectar a las comunidades vecinas. La corresponsabilidad es un elemento crucial que debería reflejarse en la futura legislación sobre incendios. | Leer en Civicus.