El cambio climático y el mal uso del suelo incrementarán el peligro de incendios en Chile (El País)

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Un estudio encontró que, bajo las condiciones actuales, estos eventos se pueden dar una vez cada 30 años. Ante un clima global más cálido, la situación empeorará.

Además de ser una catástrofe que se llevó 132 vidas, 7.000 viviendas y dejó en cenizas más de 29.000 hectáreas, el incendio forestal que se vivió durante los primeros días de febrero en la zona centro sur de Chile, en la región de Valparaíso, sembró muchas preguntas. ¿Cómo se llegó a ese escenario? ¿Por qué fue tan letal, incluso convirtiéndose en el más mortífero del mundo desde el de Australia de 2009? ¿Se puede apuntar al cambio climático? ¿Qué falló?

Aunque usualmente a la ciencia le lleva más tiempo responder estas dudas, un estudio publicado por la iniciativa World Weather Attribution (WWA) ya empieza a desenmarañar algunas de estas respuestas. Realizado por 20 científicos, entre los que se encuentran expertos de Chile, Brasil, Colombia, Países Bajos, Alemania, Suecia y Reino Unido, la investigación concluye que las condiciones meteorológicas que favorecen los incendios se volverán más intensas con el cambio climático, lo que, sumado al mal uso del suelo, hará que algunas regiones de Chile sean más vulnerables al fuego.

“Lo que solemos responder desde WWA es qué papel juega el cambio climático en los eventos extremos”, comentó en una rueda de prensa la profesora Friederike Otto, fundadora de WWA y coautora del estudio. “Los incendios tienen muchas causas y, para la zona especifica estudiada [cerca a Viña del Mar, donde sucedieron los incendios], encontramos que el cambio climático y la gestión del suelo pueden aumentar el riesgo del fuego”, recordó, agregando que, aunque este estudio no está revisado por pares, la metodología que usaron sí lo fue. Lo que les permitió dar los resultados casi que en tiempo récord.

Para conocer lo primero – el rol que las condiciones climáticas tuvieron en el incendio– el equipo usó un índice que suma tres variables que llevan a que haya un mayor peligro de fuego: las altas temperaturas, las altas velocidades del viento y la baja humedad. Así encontraron que, bajo las condiciones actuales, donde la temperatura mundial ha incrementado 1,2°C comparado con el periodo preindustrial, se espera que un incendio como el que sucedió a inicios de febrero en Chile se repita una vez cada 30 años.

Y como lo señaló otra de las autoras, Joyce Kimutai, investigadora del Instituto Grantham del Imperial College de Londres (Reino Unido), aunque todo apunta a que el cambio climático aún no ha generado un impacto estadísticamente significante sobre estas tres variables, sí se espera que, bajo un aumento de la temperatura global de 2°C lo haga, generando que la situación sea más extrema y se “incremente el peligro de incendios”. En Chile, según la Corporación Nacional Forestal (Conaf), más del 99% de los incendios forestales se deben a negligencias humanas. Sin embargo, cuenta Kimutai, la temperatura, los vientos y la humedad contribuyen a que el fuego se propague más rápido.

Sobre por qué, hasta el momento, no parece haber un impacto del cambio climático sobre estas tres variables, los autores aseguran que hay una especie de “disputa” con otras condiciones. “En las últimas décadas, la parte central de Chile ha sufrido un fuerte contraste entre el enfriamiento que vive a nivel costero, y el calentamiento que hay al interior debido al cambio climático”, explicó Tomás Carrasco Escaff, investigador del Centro de Investigación en Clima y Resiliencia de la Universidad de Chile. Se refiere a un fenómeno conocido como Anticiclón del Pacífico Sur, que genera que a lo largo de la costa centro y sur de Chile lleguen aguas frías, lo que hace que el efecto de calor que genera el cambio climático pueda ser de alguna manera compensado. Pero se trata de una situación que no será constante. Por eso los investigadores temen por lo que pueda suceder a futuro. Reiteran, una y otra vez, que en un mundo más caliente el riesgo de incendios como los de febrero será más probable.

Vulnerabilidad, planificación y ciencia

“En Chile, los incendios siempre han sido un peligro crítico”, agregó Mauricio Santos Vega, del Centro del Clima de la Cruz Roja y la Media Luna Roja de Bogotá (Colombia), quien también participó de la investigación. Pero “los cambios en el uso de la tierra, las prácticas forestales y la pobre planeación urbana han llevado a que la vulnerabilidad se exacerbe”. En el caso de Chile, los incendios se expandieron gracias a una industria forestal de especies no nativas y al cambio del suelo sin ninguna planificación y afectaron también a asentamientos informales, todos ellos elementos en los que tiene participación la mano del hombre.

“A pesar de que encontramos que se ha avanzado en medidas de prevención y de adaptación, hay que mejorar también la percepción que tienen sobre el riesgo de incendios los residentes”, aseguró el experto. Pero no todo es malo. La investigación también destaca lo que sucedió en la comunidad de Villa Botania, una localidad cercana a Quilpué, que, a pesar de verse rodeada en llamas, no sufrió un gran impacto por tener vegetación más resistente al fuego. “Se salvaron vidas gracias a medidas de control de la vegetación generadas por la propia comunidad, como los cortafuegos y los puntos de agua en tierra”, continuó Santos.

Pero el estudio no solo sirve para confirmar algunas sospechas que tenían los expertos y la comunidad sobre lo sucedido, sino que también revela lo difícil que es generar ciencia climática acertada y con datos en regiones como Latinoamérica. Según Otto, aunque usualmente para hacer este tipo de investigaciones se usan entre 17 y 20 modelos climáticos, para este caso solo cinco pudieron simular adecuadamente lo que estaba sucediendo en Chile. “En general, en Sudamérica hay buenos datos sobre la influencia que el cambio climático ha tenido sobre la temperatura, pero cuando se buscan otras condiciones meteorológicas que juegan un rol en los incendios, como la variable del viento, no tenemos buenas observaciones”.

Los desafíos están puestos sobre la mesa. Chile y Sudamérica no solo tendrán que adaptarse al cambio climático, sino que deberán hacer un mayor esfuerzo por impulsar la ciencia y los datos que guíen a la región por la incierta ruta por la que ya camina. | Leer en El País.