Especialistas U. de Chile analizan impacto del sistema frontal y cómo prepararse para futuros eventos extremos (Prensa Uchile)

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La académica del Departamento de Geografía, María Victoria Soto, asegura que “con esta situación de sequía habíamos olvidado que los ríos, hasta los años 80, retoman su cauce”. Roberto Pizarro, en tanto, profesor de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, llama a “hacer una gestión integrada de nuestras cuencas y de nuestros espacios territoriales”. Por su parte, Pablo Sarricolea, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, afirma que la zona centro sur no enfrentaba un sistema frontal como este desde hace más de 10 años.

Cerca de cinco mil personas damnificadas, mil personas albergadas y tres fallecidos son parte de las cifras que ha dejado como saldo en las últimas horas el sistema frontal que afecta a la zona centro y sur del país. Las intensas lluvias y fuertes vientos se extenderán, al menos, durante toda la jornada de este miércoles. En zonas de la Región del Maule y del Biobío, este evento ha dejado cifras cercanas a los 200 milímetros de agua caída solo en las últimas 24 horas, mientras que en Santiago se esperan precipitaciones que alcanzarían hasta los 90 milímetros.

El académico del Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile e investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, Pablo Sarricolea, detalla que la zona centro – sur no enfrentaba un sistema frontal como este desde hace más de una década. “En el sur, hace más o menos 10 años, aproximadamente, no teníamos lluvias de esta envergadura en las partes del valle central y la zona más baja. En cambio, en Santiago, algunos señalan que lo que podría caer en estas 24 horas podría ser de hace 20 años. Hace 20 años que no teníamos lluvias similares. Estamos pensando en el año 2002”, indica.

Respecto a la magnitud de este fenómeno, María Victoria Soto, profesora de la misma unidad académica e integrante del Programa de Reducción de Riesgos y Desastres (CITRID) de la Universidad de Chile, añade que “pareciera que se había olvidado que llovía con esta situación de sequía. Habíamos olvidado que los ríos, hasta los años 80′ y antes de los años 80′, cada invierno, los ríos retomaban sus cauces y esto lo vimos ahora este invierno”.

Cómo prepararse para los eventos extremos

La académica sostiene, además, que “estar o no preparados para este tipo de eventos es algo que aún estamos discutiendo desde la academia, desde las políticas públicas y la gobernanza de los territorios, y ahí está la clave, la gobernanza de los territorios y las políticas públicas”. En este sentido, precisa que “estar preparados significa que debemos pensar en cómo nos adaptamos a los nuevos escenarios, porque las ciudades ya están construidas. Ya sabemos que las ciudades lamentablemente se localizaron, crecieron, se expandieron hacia áreas de inundaciones y, por lo tanto, lo que debemos hacer ahora es adaptarnos al cambio y generar las obras de mitigación”.

La profesora Soto agrega que “hay que entender que todas las áreas correspondientes a lecho de ríos son inundables de manera recurrente, pero con dinámicas temporales y espaciales diferentes. Por ejemplo, las áreas que se inundaron en el evento de junio, lo más probable es que se inunden nuevamente, al igual que otros sectores en el cauce, ya que los ríos ya están con canales activos y el sustrato está saturado. Es decir, ya no hay capacidad de infiltración y lo que precipite se convierte en escorrentía superficial y caudal”.

Por su parte, el académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, Roberto Pizarro, apunta que “lo que deberíamos intentar es hacer una gestión integrada de nuestras cuencas y de nuestros espacios territoriales. Eso significa que, desde las zonas altas, empezar a proveer la posibilidad de que podamos recargar nuestros acuíferos. Pero qué significa que podamos recargar nuestros acuíferos, que como nos llueve en invierno, el agua cae y escurre rápidamente, la forma que no escurra es tener bosques, vegetación en la zona alta, cosa que cumpla su rol, u obras civiles, pequeñas obras civiles en cauces, pequeños diques, que van permitiendo que el agua se retenga en esas zonas”.

“Cuando recargamos los acuíferos estamos haciendo uso de las reservas de agua naturales y eso es lo que la UNESCO llama ‘soluciones basada en la naturaleza’, aguas abajo vamos a tener expresión de caudales intensos, entonces tenemos que despejar nuestros cauces, no ocuparlos en vivienda, ni en opciones productivas, ni llenarlos de basura”, explica el profesor Pizarro.

Agrega, por otra parte, que «también tenemos que hacer frente a procesos que se harán más extremos, sequías o inundaciones como las que tenemos. Frente a eso, tenemos que tener una mayor cultura de cuidado del agua y esto parte por toda la población, por el conjunto, por el uso agrícola, que es el que más usa, por el uso doméstico, por el uso de industrial, etc. Y eso nos habla de una gestión a nivel de cuenca. Necesitamos ponernos de acuerdo en que, en la situación actual, no es posible que la solución la tengo un solo sector, ni productivo, ni territorial o un sector político. Todos y entre todos tenemos la posibilidad de actuar». | Leer en Prensa Uchile.