Los efectos sociales y culturales que ha producido el cambio climático (Prensa Uchile)

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El planeta ha enfrentado eras glaciares y sequías gigantescas en largos periodos de tiempo, pero debido a la acción humana el actual calentamiento de la Tierra se ha acelerado más allá de las posibilidades de contrarrestar tal escenario. Este es el catalizador de reacciones en cadena con efectos que aún no tienen un final a la vista, sobre todo aquellos que afectan a las comunidades en situación más vulnerable. Esto y mucho más lo analizamos en el sexto episodio (y final de la primera temporada) de zUm, reportajes en profundidad.

El IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) estima altamente probable que el calentamiento global llegue a 1,5 °C entre 2030 y 2052 si continúa aumentando al ritmo actual, algo que el Acuerdo de París de 2015 busca limitar. Sin embargo, durante la última edición de la COP28 en diciembre pasado, se señaló que “será imposible sin la eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles», especialmente del petróleo, carbón y gas.

La académica Paulina Aldunce explica que “el cambio climático se produce por la emisión de gases de efecto invernadero que viene por la quema de combustible fósil. Pero no solo eso, sino también se produce porque los pulmones que absorben los gases de efecto invernadero o los principales los estamos destruyendo: los bosques”. La también directora del Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales Renovables de la U. de Chile, autora líder del IPCC e investigadora asociada del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y CITRID refuerza que la producción de contaminantes implica un consumo por parte de la humanidad que también debe ser frenado para evitar extender el daño de este cambio climático.

Apuntando a esto último, varias investigaciones están encaminadas hacia lo que se acerque a un nivel de consumo que evite los efectos en las comunidades. Antonia Torres, estudiante de Ingeniería Comercial e integrante del Observatorio de Sostenibilidad U. de Chile, explica que “la sostenibilidad busca sostener o mantener la vida que tenemos los humanos en el planeta en el largo plazo. Es decir, sostenerla sin acabar los recursos naturales y pudiendo proteger los recursos y las oportunidades que van a tener las generaciones futuras”. Plantea, asimismo, que “la sustentabilidad habla un poco más de la capacidad que tienen los sistemas de poder renovarse a sí mismos y mantenerse a sí mismos”.

Antonia Torres destaca que “Chile se ha sumado en el último tiempo a eso y está trabajando en esas temáticas. Particularmente, el trabajo siempre parte desde las grandes industrias y desde las grandes empresas porque, lógicamente, tienen los recursos para invertir en innovación y desarrollo tecnológico”. En esta línea, pone el ejemplo de un sector que ella conoce más directamente, la industria de los alimentos: “Ellos han incorporado estándares internacionales que están mucho más avanzados. Ya sea en la gestión energética, en la gestión de residuos, en el cuidado del aire, de las aguas y en todas esas temáticas sí hay muchos avances”, señala.

Pero estas gestiones siguen siendo insuficientes para las comunidades que se están viendo afectadas de forma más directa. Lo más evidente es el cuidado del medioambiente. Al respecto, la académica del Magíster en Psicología con mención en Psicología Comunitaria de la U. de Chile e investigadora del (CR)2, Ana María Ugarte, explica que “hay intereses diferentes en cómo este medioambiente se piensa, se siente. Para algunos grupos, este medioambiente es parte de ellos mismos, para otros grupos el medioambiente es un recurso que hay que utilizar, y así hay distintas cosmovisiones asociadas al medioambiente. Pasa a ser algo así como el escenario del conflicto”.

Instalando la problemática en Chile, la investigadora asegura que en nuestro país los principales conflictos “son por la minería y principalmente de agua en la minería. El extractivismo intensivo del agua. También tenemos hacia el sur algunas conflictividades por el uso del mar. Ahí hay conflictividad en cómo algunas industrias acuícolas utilizan el mar versus pescadores artesanales, y así. Entonces, ahí tenemos ejemplos sobre cómo un interés en particular, que en este caso es la productividad económica de ambos grupos, se pone en juego con quién utiliza más o menos el recurso, y cómo lo utiliza”.

Extractivismo es un concepto que también cruza lo que plantea Carolina Franch, antropóloga, académica y directora de Género de la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO), quien describe que “las mujeres han sido muy enfáticas en señalar que estos procesos extractivistas implican desplazamiento de las comunidades, despojo y pérdida de saberes. Y eso ha implicado, particularmente, que las mujeres han debido organizarse para las luchas territoriales”, con sus batallas cotidianas que implican cuidar las aguas, cuidar las semillas, cuidar las montañas. “O sea, entender la naturaleza no como un paisaje o un telón de fondo, sino que ese lugar es también una manera de relación y de vida”, agrega la académica FACSO.

Aunque existen grupos vulnerables, las empresas siguen siendo presionadas desde grupos de influencia, como cuenta Antonia Torres, aunque la situación ha ido cambiando poco a poco: “Las industrias y las grandes empresas se han tenido que hacer conscientes porque tienen actualmente exigencias, no solo normativas de las regulaciones y de las leyes, sino que también tienen muchas exigencias, ya sea del mercado financiero, porque los inversionistas, por ejemplo, están demandando que las empresas sean más sustentables, los clientes también y, por sobre todo, las comunidades”.

También, como concluye la académica Paulina Aldunce, el discernimiento individual es relevante frente a lo que pasa en el presente para enfrentar el cambio climático y llama a pensar que las empresas producen bienes y servicios, pero “¿y quiénes son los que consumimos? Nosotros mismos, la comunidad, la sociedad. Entonces, también hay que hacer un llamado a disminuir el consumo. Obviamente, se va a afectar la economía, pero es muy inocente pensar que podemos mantener nuestros estilos de vida y nuestros estándares actuales en un escenario de cambio climático como el que estamos viviendo hoy día”. | Leer en Prensa Uchile.