Columna de opinión de René Garreaud, subdirector del (CR)2 y académico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile. Publicada en el sitio web del Departamento de Geofísica U. de Chile.
Ayer (Jueves 13 Junio 2019) volvieron las imágenes de sectores anegados en la ciudad de Santiago. Aparentemente nada mayor (especialmente después de lo que hemos visto en el sur) pero la Intendenta de Santiago, Karla Rubilar, realizó críticas duras en contra del pronóstico meteorológico emitido por la DMC.
Efectivamente, el pronóstico indicaba precipitaciones en el rango 5-10 mm para el área metropolitana pero ayer se acumularon entre 20-25 mm, un error del orden 2. Un error de factor 2 suena mal, pero su impacto depende de los valores absolutos. Es muy distinto errar entre 1 y 2 mm, que entre 30 y 60 mm. Pero además, ese tipo de error (+/- 50%) en el rango observado no es extraño en la difícil tarea del pronóstico cuantitativo de precipitación.
La precipitación acumulada en Santiago estuvo efectivamente en el rango moderado (Valenzuela & Garreaud 2019), pero ayer tuvimos intensidades altas, cercanas a 5 mm/hora por 2-3 horas (recuerden que estamos en Santiago!). En otras zonas, este sistema ha causado intensidades máximas de 10 y hasta 20 mm/hora, sugiriendo algún grado de convección embebida en este sistema, un tema que debemos estudiar más.
Sin embargo, sin una red más densa de pluviómetros y radares, diagnosticar y hacer previsiones de corto plazo (nowcasting) de estos fenómenos de corta duración pero alta intensidad es como boxear con una mano amarrada.
Por último, reconociendo que hay espacio para mejorar nuestros pronósticos, es importante también pensar cómo comunicar y emplear esta información, en especial en las agencias de prevención de emergencias. ¿Qué hará la autoridad cuando sepa que vientos muy fuertes o una granizada llegará en 15 minutos a su ubicación?
Rene Garreaud
Profesor Titular, Departamento de Geofísica, Universidad de Chile
SubDirector, Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2)