Análisis: La mascada de Amundsen (más frío patagónico y salmones en fuga) | (CR)2

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Por René Garreaud y Deniz Bozkurt | Editado por José Barraza | 30 de julio 2020

Las estaciones del año se sienten en la Antártica. Durante los meses de verano el hielo y la nieve se concentran sobre el continente, aunque incluso en esta época una cubierta de hielo (Figura 1a) se extiende sobre el mar de Wedell, al este de la península Antártica. A medida que progresa el otoño y, luego el invierno, el hielo va cubriendo el resto del océano que circunda el continente. Por ejemplo, a comienzos de junio de este año, la cubierta de hielo marino se extendía unos 900 kilómetros sobre el mar de Bellinghausen y Amundsen, al oeste de la Península (Figuras 1a-b). Un mes más tarde, el 7 de julio de este año, el hielo marino continúa su avance (Figura 1b), nada muy especial… excepto por el notable retroceso del hielo marino sobre el mar de Bellinghausen y Amundsen. Esta «mascada» dejo al descubierto unos 300.000 kilómetros cuadrados del océano austral, ¡similar a la superficie continental comprendida entre las regiones de Coquimbo y Los Ríos!

Figura 1: El panel a (izquierda) muestra en color rojo la cubierta de hielo el 7 de febrero de 2020 cubriendo el mar de Wedell. El panel b (derecha) muestra en color verde el hielo marino al 7 de julio de 2020. El color azul en ambas figuras muestra la cubierta de hielo marino sobre el mar de Bellinghausen y Amundsen a comienzos de junio de 2020.

¿Ocurre esta «mascada» todos los años? Para nada. La figura 2a compara la cubierta de hielo marino el 7 de Julio del presente año con aquella del mismo día, pero del año 2018, por tomar un ejemplo. En este caso podemos estimar una diferencia de superficie cercana a los 500 mil kilómetros cuadrados entre ambos años. Por otra parte, la figura 2b muestra la diferencia entre el espesor del hielo marino a inicios del 2020 respecto al promedio de los últimos diez años. Así, nuestros resultados preliminares indican que la condición de este año representa la mínima cobertura de hielo marino al oeste de la Península en las últimas décadas. Sus consecuencias en la criósfera y medio ambiente marino podrían ser igualmente significativas.

Figura 2: El Panel a (izquierda) compara la cubierta de hielo marino el 7 de julio de 2020 (color rojo) con la cubierta del 7 de julio del año 2018 (color azul). El panel b (derecha) muestra la diferencia del espesor del hielo marino a inicios de este año en relación al promedio de los últimos diez años.

También resulta importante explorar el origen de esta mascada, intentando separar el efecto del cambio climático de la variabilidad natural. En lo inmediato, hemos observado que desde mediados de junio y comienzos de julio la circulación atmosférica en latitudes altas del hemisferio sur estuvo fuertemente perturbada por un persistente centro de alta presión centrado sobre el paso de Drake, que actuó como un bloqueo al flujo del oeste que normalmente domina estas latitudes. En la figura 3, por ejemplo, es evidente cómo los vientos oestes se bifurcan en una rama que dirigida hacia el centro sur de Chile (causando las lluvias en esta zona) y otra dirigida precisamente hacia el sector de Amundsen/Bellinghausen. Esta última es la responsable de transportar aire relativamente cálido y húmedo, en ocasiones organizado en intensos Ríos Atmosféricos (RA) que alcanzan la periferia Antártica. La presencia de estas masas de aire originadas en latitudes más bajas del Pacifico sur, probablemente contribuyen a derretimiento del hielo marino mediante el incremento del flujo de calor sensible hacia la superficie y la disminución de la perdida de radiación desde ella.

Figura 3: Dentro del círculo rojo, se puede apreciar un centro de alta presión que ejerce un bloqueo del flujo del oeste, ocasionando su bifurcación, con una rama dirigiéndose hacia el centro-sur de Chile y la otra hacia la zona de Amundsen/Bellinghausen (flechas violetas).

Y para terminar las sorpresas, el anticiclón de bloqueo al sur del continente fue el responsable de mantener la Patagonia congelada por varias semanas, brindando una visión despejada y alba de esta región (Figura 4, ver también: https://earthobservatory.nasa.gov/images/146946/rare-peek-at-patagonia-in-winter) e incluso de los fuertes vientos del este descendiendo desde la Andes australes a los canales patagónicos, contribuyendo así a un accidente en un centro de cultivo acuícola el 27 de junio de este año, con posibles impactos adversos para el medio ambiente en fiordos y canales del sur de Chile.

Figura 4: Comparación de la Patagonia entre el 4 de febrero de 2019 y el 26 de junio de 2020, dos días excepcionalmente despejados sobre el cono sur de América pero con un gran contraste térmico. La imagen de febrero 2019 coincidió con una ola de calor favoreciendo un gran incendio forestal el Aysén (https://www.cr2.cl/analisis-incendios-en-aysen-cr2/). La imagen de Junio actual muestra una cubierta de hielo y nieve desde la costa del océano Pacifico al Atlántico.