Análisis: Las enseñanzas del pasado para abordar un problema del presente | (CR)2

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    Por Eugenia Gayó, investigadora (CR)2, y Marcela Sepúlveda, académica de la Escuela de Antropología, Pontificia Universidad Católica de Chile

    El reciente descubrimiento de una tumba de más de 8.000 años de antigüedad donde descansaban los restos de una mujer cuyo contexto comprende un kit de artefactos usualmente empleados en la caza de grandes presas, en el sector altoandino del sur del Perú, viene a entregar una nueva visión sobre los grupos humanos tempranos que basaron su subsistencia en dicha práctica y la recolección. Este hallazgo de gran relevancia para la arqueología y la interpretación de roles comúnmente asociados a mujeres y/o hombres, también permite reflexionar sobre el rol de la adaptación y la relevancia de la mujer en un fenómeno tan complejo como el cambio climático.

    Para esta lectura, debemos destacar dos puntos del trabajo publicado recientemente por Haas y colaboradores en Science Advances. Por un lado, está el ambiente extremo y el momento en el que vivió esta cazadora. Hallada a 3.925 metros de altura, en el sector donde ahora se ubica el distrito de Puno, Perú, su dieta indica que este fue su ambiente de hábitat permanente. Con una fecha que la sitúa en el Holoceno Temprano, se trata de un periodo en el que habría comenzado una disminución de las precipitaciones en esta zona del mundo.

    Excavación del sitio arqueológico donde fue hallada la mujer junto a herramientas de caza. Fotografía de: Randall Haas, Department of Anthropology, University of California Davis.

    Un segundo punto tiene relación con la interpretación comúnmente aceptada y poco discutida de que en estos grupos humanos solo los hombres se dedicaban a la caza. En efecto, este estudio revela que el registro de una mujer cazadora no es un hecho aislado en América. Precisamente, un análisis estadístico de entierros que datan entre el Pleistoceno tardío y el Holoceno temprano sugiere que cerca del 41 % de los individuos asociados a herramientas de caza son mujeres. Esto implica que la tarea de caza no habría tenido una división por género.

    Desde la óptica del primer punto, este hallazgo arqueológico nos permite plantear hipótesis sobre los comportamientos adaptativos y cómo estos permitieron que los humanos del pasado generaran resiliencia en ambientes extremos, en este caso el sector altoandino y en un período de incipiente sequía. Una de las estrategias desarrolladas por estos grupos pudo ser la crianza comunitaria, permitiendo así la participación de las mujeres en la cacería y otras actividades de subsistencia. Es posible que para habitar los espacios de tierras altas en torno a Los Andes durante el Holoceno temprano fuera muy necesario tomar estas decisiones para así contar con un mayor número de personas dedicadas las actividades de subsistencia y así tener más provisiones para el grupo, una estrategia colectiva conveniente ante la posible variación en la disponibilidad de recursos a nivel local. Sin embargo, y adicionalmente, es probable que no haya existido una división de roles tan estricta como las que comúnmente se cree y que todos pudieran participar de todas las actividades requeridas para la supervivencia de estas comunidades.

    En este sentido, como humanos del presente y ante la incertidumbre de los riesgos asociados al cambio climático, son los procesos adaptativos, pero también las decisiones tomadas como sociedad en conjunto las que nos permiten pensar interpretaciones alternativas para abordar este fenómeno y desarrollar resiliencia. Opciones sociales y culturales que han existido a lo largo de nuestra historia humana.

    Considerando el segundo punto, podemos pensar en un comportamiento mucho más activo de las mujeres en estos grupos humanos, lo que permite conjeturar que las sociedades cazadoras recolectoras pudieron ser más equitativas, es decir que técnicas, tareas y roles debieron ser más compartidos. Se puede pensar que en estos grupos se compartieron conocimientos y prácticas cotidianamente, pues de esto dependía su sobrevivencia. Esta equidad de roles, claramente, puede servir como ejemplo para enfrentar los desafíos que nos impone como sociedad el cambio climático, en especial los relacionados a vulnerabilidad y capacidades adaptativas. Precisamente, las Naciones Unidas a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible reconoce que para mitigar los impactos del cambio climático es necesario fomentar y empoderar a las mujeres como tomadoras de decisiones y agentes transformadores que velen por el acceso equitativo a los recursos.

    Considerando todo esto, es interesante ver cómo las sociedades del pasado pueden enseñarnos a abordar un desafío como el cambio climático, mostrándonos la importancia en la toma de decisiones como un gran colectivo social en pos del bien común y sin las divisiones de género que se evidencian hoy en nuestra sociedad.

    Referencias

    Haas, R., Watson, J., Buonasera, T., Southon, J., Chen, J. C., Noe, S., Smith, K., Viviano, C., Eerkens, J. & Parker, G. (2020). Female hunters of the early AmericasScience Advances, 6(45), eabd0310.