Alejandro Miranda, Antonio Lara, Adison Altamirano, Carlos Di Bella, Mauro E. González y Jesús Camarero
Un hecho está ocurriendo en el bosque esclerófilo de la zona central de Chile: la pérdida de verdor de sus árboles debido a la megasequía que se ha mantenido desde el año 2010. Pese a que este tipo de bosque se caracteriza por su resistencia a la escasez de precipitaciones, la secuencia ininterrumpida de años secos, con un déficit que oscila entre el 25 % y el 45 %, ha provocado este fenómeno conocido en inglés como browning.
Se llegó a esta conclusión tras analizar un área de 13.000 kilómetros cuadrados en la zona central del país, considerado como un hotspot de biodiversidad a nivel mundial, donde se midió el índice de verdor entre los años 2000 y 2017, mediante el uso del sensor satelital MODIS. Los satélites reciben una señal más intensa de tonalidades rojas en áreas donde antes dominaba el verde para la construcción del color verdadero, lo que se debería a la pérdida de hojas y ramas o incluso a la mortalidad de los árboles.
Con ello, se estimó que en un tercio de los bosques de la región hubo una disminución del verdor debido a la falta de agua, lo que provoca una pérdida en la capacidad de fotosíntesis de los árboles. Sin embargo, el verdor se mantuvo más estable en las partes bajas de las quebradas donde el suelo tiene condiciones de humedad más favorables. Esto último implicaría que, en condiciones de sequía, la disponibilidad de agua en el suelo sería un factor más influyente en la mantención del verdor de los bosques que la diferencia de la radiación solar recibida en distintas laderas.
Imágenes obtenidas desde Google Earth donde se aprecia el cambio de tonalidades desde el año 2017 al 2020.
Uno de los efectos del browning es que dejaría más vulnerable al bosque esclerófilo ante impactos indirectos del cambio climático, como cambios en la cobertura del suelo, invasiones biológicas, un mayor número de incendios, deforestación y eventos extremos. De hecho, todos ellos pueden ocurrir simultáneamente, generando sinergias provocadas por otros procesos que afectan la estructura de las comunidades forestales, modificando, por ejemplo, el régimen hídrico en el ecosistema y el ciclo de nutrientes en los suelos, como también afectando a la biodiversidad que sustentan.
Debido a esto, se requiere comprender el funcionamiento y resiliencia del bosque esclerófilo y su resistencia al cambio climático y a variables como la sequía y olas de calor, puntos clave para la conservación y la restauración ecológica de los remanentes de estos ecosistemas. Aún más considerando que este análisis reporta efectos hasta el verano de 2017, y que la sequía ha seguido hasta nuestros días, por lo que su efecto puede ser aún mayor.
Por otro lado, los futuros estudios deberían evaluar el período de recuperación posterior a la sequía para determinar los procesos de resiliencia, incluida su productividad, crecimiento, mortalidad, regeneración y los cambios en la composición de las especies. Junto con esto, se debe tomar en cuenta el que existan condiciones ambientales que pueden actuar como refugios ante la sequía, y que representan una oportunidad y un criterio para seleccionar los sitios que tengan una mayor prioridad de restauración/conservación bajo escenarios de cambio climático.
Los bosques esclerófilos han sido fuertemente deforestados en el pasado y, actualmente, siguen bajo amenaza por la expansión de cultivos agrícolas, proyectos inmobiliarios, infraestructura e incendios. Dada la incertidumbre sobre el futuro de estos bosques por los efectos del cambio climático, es prioritaria su protección, impidiendo el cambio de uso del suelo ante proyectos de inversión e incendios. Representan uno de los patrimonios naturales más fuertemente amenazados del país y que difícilmente puedan ser recuperados una vez destruidos dado el actual escenario climático.
Imagen portada: Constanza Soto
Referencia
Miranda, A., Lara, A., Altamirano, A., Di Bella, C., González, M.E., Camarero, J. 2020. Forest browning trends in response to drought in a highly threatened mediterranean landscape of South America. Ecological Indicators, 115, 106401