Columna de opinión de Maisa Rojas, investigadora de la línea de Modelación y Sistemas de Observación del (CR)2. Publicada en El Dínamo el 16 de abril de 2015.
En general, cuando se habla sobre cambio climático lo hacemos en tiempo futuro y, por lo tanto, aparece como una situación lejana en nuestro imaginario colectivo. Esto es cierto, en parte, porque los efectos que nuestras emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) tendrán en el clima no son inmediatos, son variados y serán distintos de acuerdo al componente del planeta en cuestión (atmósfera, océano, criósfera). Cuándo se sentirá ese “cambio” depende de la región del mundo en que nos encontremos y al cambio específico que nos estemos refiriendo (extremos de temperatura, precipitaciones, ciclones tropicales, etc).
En Chile, por ejemplo, el cambio de temperaturas ha sido menor al promedio global debido a la influencia de un océano Pacífico cada vez más frío, aunque ya se observan cambios significativos en las temperaturas mínimas.
A pesar de no poder atribuir al cambio climático los variados fenómenos “climáticos” y “meteorológicos” de los últimos meses y semanas, éstos se “parecen” mucho a los que esperamos que aparezcan con el cambio climático: sequía, incendios forestales, inundaciones en el norte. Pero, ¿todo esto junto? Claro que sí. Vamos por parte.
– Todas las proyecciones de cambio climático indican que la zona centro sur del país se va a secar. En el futuro, la sequía que hoy nos agobia será el “normal”.
– Aunque los incendios son en su gran mayoría iniciados por el ser humano, la sequía ayuda a su propagación, extensión temporal y espacial; y la relación que existe en el calentamiento climático e incendios forestales ya ha sido estudiada en otras partes del mundo, como Canadá.
– Suena paradójico frente a las escasez de precipitaciones, pero existe un mayor riesgo de inundaciones si las lluvias ocurren con temperaturas más altas. Cuando este ocurre, cae menos cantidad de agua como nieve (la cual es retenida en la cordillera) y más como líquido, la que termina en los causes de los ríos y puede provocar inundaciones, tal como ocurrió en la región de Atacama. Existe entonces la posibilidad que este evento que calificamos como 1 en 100 años, ocurra más frecuentemente. El riesgo de inundaciones aumentará en todo Chile central.
Entonces, aunque todavía no podamos atribuir fenómenos puntuales al cambio climático (ni siquiera la prolongada sequía que estamos sufriendo), si podemos decir que todos los fenómenos que hemos visto en estos meses serán más recurrentes en un futuro no tan lejano.
¿Qué lecciones podemos sacar de estos eventos? La creación de un Plan Nacional para la Sequía es un paso importante, pero quizás sea el momento de ir más allá y pensar una institucionalidad más acorde a los desafíos que nos tocará enfrentar: una subsecretaría o incluso un ministerio de cambio climático, como ya existen en otros países como Dinamarca o Nueva Zelandia.
También queda en evidencia que el cambio climático nos afecta y nos afectará profundamente….la tarea de cambiar el rumbo es de todos. Esperemos que la contribución de Chile al acuerdo global de reducción de emisiones que se firmará a fines del 2015 sea lo suficientemente ambiciosa para estar a la altura de los tiempos que vienen.
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