(La Segunda, 2 de diciembre) Faltan pocos días para que se inicie la COP20, encuentro clave en la negociación de compromisos concretos para la reducción mundial de emisiones de gases de efecto invernadero. Como país anfitrión, Perú ya ha invertido US$ 90 millones para posicionarse en la agenda internacional, allanando el camino preparatorio para que el próximo año, en París, el reemplazo del Protocolo de Kyoto vea al fin “humo verde”.
Del 1 al 12 de diciembre los ojos del mundo estarán en el distrito limeño de San Borja, que se convertirá en el epicentro de las más importantes discusiones sobre cambio climático, con miras a comenzar a escribir un nuevo acuerdo climático universal vinculante que continúe la senda pavimentada por el Protocolo de Kyoto, cuya vigencia se aproxima rápidamente a su fin mientras se acerca 2020.Durante esos días, la capital peruana será sede de una nueva versión de la Conferencia de Partes (COP20), donde unas 10 mil personas se darán cita, entre políticos, diplomáticos, académicos, científicos, sociedad civil y activistas, para analizar y discutir sobre las medidas que deben adoptar y los nuevos compromisos que deben asumir los 195 países que han firmado la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), que comenzó a regir en 1994.Esta instancia estará acompañada por numerosas otras actividades anexas, pero las reuniones políticas centrarán la atención porque allí los gobiernos esbozarán el nuevo acuerdo climático universal que se comprometieron a aprobar en la Conferencia del Clima que se celebrará el próximo año en París, Francia.
Perú asume la tarea de organizar esta COP con responsabilidades múltiples: ser el facilitador de negociaciones que avancen concretamente hacia un acuerdo vinculante que se firme finalmente en París 2015, representar a los países latinoamericanos y a las naciones en desarrollo, y sentar las bases de una cooperación regional sobre los desafíos que plantea a los países latinoamericanos el cambio climático.
UN “GRAN RETO” PARA PERU
Además de su carácter crucial para la discusión planetaria sobre el cambio climático, la COP20 ha significado un gran desafío para esta nación sudamericana.“La organización de una COP por parte de un país que no contaba con una infraestructura a la escala que se requiere ha sido un reto inmenso. La hemos construido de cero. Pero es un reto que revela también el nivel de confianza que se tiene en el país”, enfatiza el viceministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales de Perú, Gabriel Quijandría. Una opinión coincidente manifiesta el embajador peruano en Chile, Fernando Rojas, quien recalca que “será el evento internacional más grande que se lleve a cabo en el Perú en el orden de magnitud”.Agrega que su país asumió la presidencia de la COP porque está convencido de que los efectos negativos del cambio climático influyen en las condiciones para el desarrollo de los hombres y mujeres en el planeta, “por lo que merece una atención prioritaria y la más comprometida acción internacional”.Para su organización, Perú debió resolver numerosos desafíos logísticos relacionados con la infraestructura, el transporte o la seguridad de los participantes, y desembolsar grandes recursos económicos.
De hecho, detalla el viceministro Quijada, “esta COP nos está costando alrededor de US$ 90 millones, una inversión verdaderamente seria en términos de las necesidades de un país en vías de desarrollo como el Perú”.A su juicio, se trata de una inversión en términos de posicionar al país vecino en el escenario internacional y su agenda para avanzar hacia economías más ‘verdes’, sociedades bajas en carbono y que tenga capacidad de manejar los impactos del cambio climático, al mismo tiempo que mantiene su crecimiento económico en línea con procesos de reducción de pobreza. Perú no quiere pasar desapercibido en el concierto internacional. En efecto, sus autoridades buscan imponer a la COP20 un sello especial. “Queremos generar en la Reunión de Partes un ambiente adecuado de negociación donde haya, primero, un sentimiento de urgencia, y segundo, un sentido de la necesidad de estar todos alineados en la finalidad de lograr un acuerdo ambicioso firmado en París”, apunta Quijandría.
Adicionalmente, la presidencia peruana espera marcar la diferencia con COP anteriores, marcadas por protestas y presión de algunos grupos que buscan llamar la atención mundial sobre el problema climático. Por ello está contemplada la realización de un espacio alternativo, llamado “Voces por el clima”, donde la sociedad civil, el sector privado, las organizaciones indígenas y otras interesadas tengan un espacio donde expresar sus posturas y tener contactos con los equipos negociadores.
SEÑALES POSITIVAS, PERO INSUFICIENTES
A diferencia de encuentros anteriores, como los de Cancún y Copenhague, la COP20 y la simultánea X sesión de la reunión de las Partes del Protocolo de Kyoto han sido procedidas por bullados anuncios políticos, primero de los países que conforman la Unión Europea (UE), y luego de Estados Unidos y China, dos de los más grandes emisores de GEI en el mundo, sobre sus metas de reducción de emisiones. No hay que olvidar que las dos principales potencias mundiales hasta ahora se habían mantenido al margen de las negociaciones, reacias a adoptar compromisos obligatorios. Ello ha despertado un moderado optimismo tanto entre los organizadores como en los países que arribarán a las conversaciones, entre ellos Chile, que ha sido un activo participante de las cumbres climáticas. La delegación nacional será encabezada por la propia Presidenta Michelle Bachelet y el canciller Heraldo Muñoz, quienes llegarán a Lima procedentes de la Cumbre Iberoamericana de Veracruz, México. También se harán presentes el ministro del Medio Ambiente, Pablo Badenier, científicos, diplomáticos y representantes de organizaciones civiles.
Para el viceministro peruano Gabriel Quijandría, “aunque aún sea insuficiente” este acercamiento de las potencias respecto de poder llegar a la meta de reducción de emisiones y poder mantener los 2 grados de temperatura que se acordó en Cancún (2010), es de todas formas “un paso inmenso” hacia un acuerdo vinculante.“Si tengo al 48% de las emisiones de gases de efecto invernadero, que es lo que representan ambos países en el total (EE.UU. y China), poniéndose de acuerdo, aunque sea en un acuerdo que todavía no está a la altura del reto, sí genera un ambiente positivo también para otros países en vías de desarrollo y países desarrollados que deberían ver con atención esto”, acota. También menciona el compromiso de la UE de la reducción del 40% de sus emisiones o los anuncios sobre capitalización del fondo verde como señales interesantes que pavimentan el camino hacia el nuevo acuerdo climático global.“No se consigue tan fácilmente que un fondo reciba cerca de US$ 9.500 millones en capitalizaciones al arranque. Esa es una señal buena, y aunque estamos lejos aún de la meta de los US$ 100 mil millones anuales previstos para 2020, es un arranque en un tema que es muy emblemático para algunos países en vías de desarrollo”, dice.
PELIGRO DEMASIADO CERCA
Laura Gallardo, académica del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile y directora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, donde varios de sus científicos han sido invitados como parte de la delegación chilena, advierte que es urgente que en Lima y luego en París se adopten los acuerdos necesarios. “Tras la reunión del IPCC (Panel Intergubernamental en Cambio Climático) en Copenhague es evidente que estamos demasiado cerca de sobrepasar el aumento de 2° C que nos lleva a riesgos difíciles de manejar”, explica la experta. Por eso espera ver en el país vecino más naciones comprometiéndose con medidas concretas. “Por ejemplo, una mayor participación de energías renovables no convencionales en las matrices energéticas o sistemas de transporte más limpios, sustentables y humanos, o bien ciudades más vivibles y resilientes al cambio climático”, comenta la doctora en Meteorología Química de la Universidad de Estocolmo. Su colega investigadora en (CR)2, Pilar Moraga, en tanto, apunta a que en Lima se debiera avanzar de manera sustancial en dos materias claves para la firma del acuerdo de París en 2015: la definición de la naturaleza general del acuerdo y el contenido del mismo. “Sería altamente esperable que además se avanzara en temáticas como ‘la diferenciación’ de los compromisos y obligaciones que asumirán las partes del nuevo acuerdo, con miras a establecer cuál será el contenido del principio de responsabilidades comunes, pero diferenciadas en el contexto del nuevo acuerdo”, asegura, al tiempo que dice no tener dudas de la firma del protocolo en París el próximo año: “La preocupación está más bien en el nivel de ambición de los términos de tal acuerdo y su naturaleza jurídica”. En este sentido, Moraga menciona que una cuestión relevante será saber cómo se medirá el avance respecto de las contribuciones nacionales en un contexto internacional que carece de metodologías estandarizadas. La experta recuerda que durante el último tiempo cada país ha avanzado en la definición de sus contribuciones nacionales y Lima debiera marcar un avance significativo en la materia: “La Presidenta Bachelet se refirió al rol que tendrían en esta materia las energías renovables no convencionales y destacó que la definición de la contribución nacional de nuestro país se realizaría a través de un proceso participativo, lo que resulta de la mayor relevancia para la legitimidad del sistema”.Actualmente, Chile mantiene el compromiso de reducir en 20% sus emisiones al año 2025. En julio de este año, el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático aprobó 50 medidas que son parte del Plan de Adaptación de la Biodiversidad, que se implementará con ese mismo horizonte. En 2013 ya se había aprobado un plan para el sector silvoagropecuario y se preparan siete planes para salud, recursos hídricos y energía, entre otros, para ser lanzados en 2015.
PESO EN LA REGION
Esta es la cuarta COP que se realiza en un país latinoamericano: en Argentina se efectuó en 1998 y 2004, y en México en 2010. “Esto es un reconocimiento al Perú y a la región, que nos permite focalizar la atención en esta parte del continente y, por qué no, actuar de manera cohesionada, asumiendo un liderazgo positivo en este proceso”, afirma el embajador peruano en Chile, Fernando Rojas. Para el diplomático, la tarea peruana será de la máxima importancia: “Fortalecer este rol de bisagra entre países desarrollados y países en desarrollo, asumir posiciones de negociación ambiciosas pero realistas, y aprovechar nuestra pertenencia a diversos bloques para hacer que la agenda climática avance por diversos frentes”.El viceministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales de Perú, Gabriel Quijandría, en tanto, destaca que el encuentro será “una oportunidad de posicionamiento fundamental para la región”, ya que en materia de lucha contra el cambio climático “hay mucho que aprender entre nosotros”. Como ejemplo aseguró que su país necesita impulsar una solución “en término de reducción de emisiones que tenga un componente grande en el tema forestal (…); esta es la oportunidad de hacerlo y mejor aún si lo podemos hacer siguiendo experiencias de otros países vecinos como Chile y su proceso de desarrollo de reforestación, de desarrollo de la industria forestal”.
http://www.lasegunda.com/Noticias/CienciaTecnologia/2014/12/978964/CUMBRE-DE-LIMA-recibe-a-delegaciones-optimistas-por-alcanzar-un-nuevo-acuerdo-climatico