«Las mujeres también son las más afectadas por el cambio climático» por Laura Ramajo

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Columna de opinión de Laura Ramajo, investigadora del (CR)2 y del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas CEAZA, autora líder del Grupo de Trabajo II sobre Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad del IPCC.

Los resultados del reciente reporte publicado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) sobre los impactos, adaptación y vulnerabilidad son devastadores: numerosos y variados impactos en todos los sistemas humanos y naturales, nuevos riesgos futuros, y una ventana de tiempo muy pequeña para implementar medidas de adaptación.

Sin embargo, el reporte focalizado en la vulnerabilidad destaca que los impactos del cambio climático no afectan a todos por igual. De hecho, el cambio climático incrementa las desigualdades existentes que ya están experimentando las comunidades Indígenas, personas de bajos recursos económicos, migrantes y mujeres poniendo en riesgo los derechos humanos, la seguridad alimentaria y el acceso al agua, entre otros.

Hoy, día 8 de marzo, Día de la Mujer, es relevante resaltar que la evidencia científica es clara en determinar que el cambio climático impacta de manera desmedida a las mujeres. El reporte del IPCC es claro en evidenciar que el incremento de inundaciones y sequías afectan más a las mujeres que a los hombres, sobre todo en regiones o lugares donde la infraestructura relacionada con el agua potable no existe o no es adecuada, obligando a miles de mujeres y niñas a caminar grandes distancias para conseguir agua para los grupos familiares. Mayor tiempo para conseguir agua supone menos tiempo para la educación y la generación de recursos económicos y, por lo tanto, más pobreza.

Las mujeres, además, tienen menos oportunidades para adaptarse. El financiamiento es clave para la adaptación, y a nivel global existe una desigualdad en el acceso a recursos económicos entre hombres y mujeres. Un ejemplo: la OECD indica que, aunque las mujeres acumulan el 43% de la fuerza laboral en el sector agrícola a nivel global, solo el 15% de ellas tienen títulos de propiedad sobre la tierra. Otro ejemplo: las mujeres son responsables de la mitad de la producción global de mariscos y representan el 11% del sector pesca artesanal a nivel mundial, ellas ni siquiera son consideradas en las bases de datos oficiales y son además excluidas de los procesos de toma de decisión sobre el manejo de recursos pesqueros.

La evidencia científica existente advierte de que las futuras políticas y acciones de adaptación que se implementen necesitan de la incorporación de la perspectiva de género. Esto no significa que estas políticas se centren sólo en mujeres u hombres como grupos, sino que examinen las estructuras, procesos y las relaciones de poder existentes entre y dentro de estos grupos, considerando además que el género intersecta con otras categorías sociales como la raza, el estatus socioeconómico, la nacionalidad o la educación.

Lamentablemente, son muy pocos los ejemplos de políticas que muestran éxito en materia de género en el contexto de cambio climático. Por lo tanto, es primordial y urgente diseñar aproximaciones de adaptación transformativas basadas en género que consideren las inequidades y desigualdades históricas que afectan a las mujeres. Eliminar la desigualdad de género en el acceso a recursos, bienes, y servicios, así como empoderar a las mujeres mediante su incorporación en procesos de toma de decisión y liderazgo son claves para lograr justicia climática y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).