Oceanógrafas alertaron sobre los riesgos de las desalinizadoras en la Región de Coquimbo (Biblioteca del Congreso Nacional)

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El ordenamiento del llamado “maritorio” y los equilibrios ecosistémicos que sustentan la vida de las comunidades asentadas en las bahías de la región, son parte de las preocupaciones expresadas por las científicas Laura Farías, Claudia Alonso y Laura Ramajo, quienes en esta entrevista hacen un llamado a formular políticas que contribuyan a la protección de los sistemas socioecológicos costeros.

Laura Farías es académica e investigadora de la Universidad de Concepción, Instituto Milenio de socio ecología costera (SECOS), Claudia Alonso forma parte del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y Laura Ramajo es investigadora en el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Aridas (CEAZA). Esta entrevista forma parte de una conversación previa a una publicación sobre los efectos de la desalinización en los ecosistemas de la Región de Coquimbo que será publicada prontamente por las investigadoras. Lea la entrevista, a continuación.

La desalinización como solución y problema

(LF)”Nuestro país se está enfrentando a una crisis hídrica histórica, asociada tanto a las condiciones hidro-meteorológicas extremas, como a la mega sequía. Pero también está asociada a un aumento en los usos propios de la población. En diversos territorios hay una creciente demanda social, económica y ambiental de agua. Es por ese motivo que la desalinización de agua de mar se presenta como una solución rápida para afrontar esta crisis que tendremos en un futuro cercano”.

Pero el proceso de desalinización no está exento de impactos ambientales. En cada una de sus etapas, la captación de agua, el proceso de osmosis inversa y la descarga de agua de rechazo que liberan salmuera a las zonas costeras. Este proceso y sus efectos han sido ampliamente identificados y estudiados en la literatura científica internacional. Lamentablemente tenemos una pobre evidencia local.

Por lo tanto, si la desalinización se considera como una de las soluciones para abordar la crisis hídrica, es necesario que al momento de formular políticas públicas haya una alineación con los principios ambientales precautorios y en consideración de un enfoque ecosistémico. Pero también con respeto a las leyes y normativas vigentes como Ley Marco de de Cambio climático, u otras que apuntan al respeto de la pesca y la acuicultura, de modo de proteger a los sistemas socioecológicos costeros.

Ahora bien, las dificultades que hoy frenan el crecimiento de la desalinización y que pueden generar conflictos medioambientales y territoriales en nuestro país provienen en gran parte del ámbito regulatorio y jurídico. El concepto de ordenamiento territorial en el marco legal confronta el aspecto de la justicia ambiental por cuanto plantean problemas en relación con el trato equitativo que se deben dar a todas las personas y organizaciones en materia de ordenación, en el uso de las zonas costeras, la participación y el acceso a la información ambiental”

Necesidad de proteger los ecosistemas de las zonas costeras

(LR)”Es una buena pregunta, no sólo cómo conviven las plantas desalinizadoras en las zonas costera con los ecosistemas y los sistemas socioecológicos relacionados, sino también qué otras regiones podrían ser más vulnerables a los impactos de una desalinización no reglamentada y con baja evidencia científica local sobre sus impactos.

Para abordar tales preguntas, podríamos enfocarnos por ejemplo, en la Región de Coquimbo que es donde se concentra la mayor extensión de litoral arenoso deposicional del país. Es precisamente en esta área donde ocurren procesos de mayor expansión urbana que conviven con una alta concentración de sistemas productivos de pequeña escala que se traducen en la mayor número de áreas de manejos de recurso bentónicos, pero también áreas aptas para la acuicultura y caletas con pesca artesanal.

Esto no es menor si consideramos que en la Región de Coquimbo se concentran casi 50 hectáreas -un tercio del total de los espacios a nivel nacional- de áreas autorizadas para desarrollar acuicultura de pequeña escala. Esto ha hecho que la región sea líder a nivel nacional en este tipo de pesca. En la zona costera, los pescadores artesanales y acuicultores de pequeña escala realizan una diversificación productiva, que incluye especies pelágicas como el jurel, así como ostra japonesa, el ostión del norte, la macha, el camarón chileno, huiros, locos, entre otros muchos recursos.

Entonces, desde el punto de vista productivo y socioeconómico, pero también en términos culturales y de patrimonio natural, la Región de Coquimbo presenta una alta dependencia de actividades relacionadas con el mar, siendo líder en la producción y desembarque a nivel nacional de especies como el ostión del norte, las machas o el camarón chileno.

De hecho, al día de hoy, la Región de Coquimbo cuenta con un total de 91 Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (AMERBS), 78 Áreas Apropiadas para el ejercicio de la Acuicultura (AAA) , 33 caletas pesqueras y un Área Marina Protegida muy emblemática, como lo es Archipiélago de Humboldt que es uno de los 25 lugares de conservación marina a nivel mundial, además de un importante foco para el turismo de avistamiento de especies marinas como las ballenas y delfines (ver imagen al final).

Pero además sectores como la pesca o el turismo aporta cerca de 425 millones de dólares al PIB regional, siendo ambos sectores los que tienen una mayor contribución al empleo. Adicionalmente, la región posee una gran cantidad de ecosistemas de humedales con más de mil clasificados entre ribereños, lacustres, antropizados, alguno de ellos urbanos como el del río Elqui. Que dicho sea de paso están protegidos por la ley 21.202 y 12 de ellos están reconocidos por la Convención de Ramsar.

Sin embargo, tanto las áreas de manejo de recursos bentónicos como los espacios protegidos para la conservación conviven en los proyectos de desalinización. Esto representa un peligro ecosistémico importante, ya que la región de Coquimbo se encuentra conformada por un conjunto de bahías como Ensenada Los Choros, Bahía Coquimbo, Herradura de Guayacán, Bahía Guanaqueros y Bahía Tongoy.

Todas áreas semicerradas con mayor sensibilidad dada la circulación de aguas más restringidas que determina un mayor tiempo de residencia, y por lo tanto un mayor tiempo de permanencia de sustancias introducidas al sistema acuático antes que sean mezclada, dispersada o intercambiada con el océano adyacente”.

Peligros en la descarga de salmuera

(CA)”Ante una descarga de salmuera producto de la desalinización, los impactos claramente no estarían circunscritos a la pluma de dispersión de la salmuera, sino que podría esperar un efecto magnificador a escala de bahías y otros sistemas semicerrados. Si a esto le sumamos que la salmuera es un líquido denso que se desplaza mayormente por el lecho marino, se espera que las AMERBS fueran las primeras afectadas con efectos sobre sus recursos y sus sistemas socioecológicos.

Un caso sorprendente es la futura puesta en marcha, pero detenida por el momento de la planta desalinizadora en El Panul de Coquimbo, en Aguas del Valle, cuyo emisario se plantea instalar en una pequeña bahía semicerrada en el sector Ensenada del Panul con alta actividad acuícola. El Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) ha requerido mayor información relacionada con el impacto que la planta tendría en el medio ambiente marino litoral.

El mayor problema de las desalinizadoras es la salmuera producida durante la operación. Para producir un litro de agua potable se genera otro de salmuera. La lógica es simple, si la concentración media de sales en el agua del mar es entre 30 y 35 gramos por litro y a un litro se le retira toda la sal, el resultado es otro litro con aproximadamente 70 gramos de sales. Además de otros componentes naturales del agua de mar tales como metales trazas que concentrados pudieran ser tóxicos para la fauna y los recursos pesqueros.

Cabe destacar que el uso recurrente de químicos como biocidas, anti incrustantes, antiespumante, detergentes y cobres, en el proceso de desalinización terminan en diferentes grados siendo desechados en la salmuera. La evidencia científica es clara en determinar que la salinidad del agua de mar es una variable clave que modula la estructura y funcionamiento de los ecosistemas así como la fisiología de los organismos marinos.

Los organismos marinos presentan mecanismos biológicos -llamados de osmorregulación- que controlan el estrés salino producido por cambios naturales en la salinidad del agua de mar. Sin embargo, estos mecanismos no son suficientes para hacer frente a cambios significativos en las condiciones de salinidad del agua de mar como aquella generada por el vertimiento de salmuera.

Aunque existen diferentes rangos de tolerancia para cada una de las especies de organismos que viven en la zona costera, los valores de salinidad fuera de los márgenes de tolerancia de las especies impiden la ocurrencia de estas, cambian el comportamiento, limitan la reproducción, la germinación, y reducen la sobrevivencia de las especies marinas, efectos que pueden ser incrementados al interactuar con otras variables, como condiciones de bajo pH u oxígeno generados por la surgencias costeras, proceso cuasi permanente en la región”.

Qué pasa con los proyectos en marcha

(LF)”Hasta ahora, la instalación de este tipo de faenas se ha efectuado sin grandes cuestionamientos acerca de cuáles son los títulos jurídicos y normativos habilitantes necesarios para su operación. Entonces, se debe considerar y exigir en una futura política pública que regule esta actividad industrial que tome en cuenta a priori la ubicación de las plantas considerando en la evaluación las características geomorfológicas e hidrográficas de la zona costera junto a la exposición, las actividades socioeconómicas y la sensibilidad del sistema socioecológico que podría ser potencialmente impactado.

Aquí la interfaz ciencia y política junto a las comunidades y actores privados deben definir las estrategias para gestionar la salmuera y sus impactos, definir con ello sitios de descarga de acuerdo al grado de sensibilidad o las características geomorfológicas y dinámicas y exposición, el turismo, acuicultura, pesca artesanal asentamientos del área.

El emplazamiento de plantas debe ajustarse a las necesidades sociales y responder a planes de zonificación territorial o de los maritorios que establecen los gobiernos regionales y municipales, ser económicamente viables y respetuosos con el medio ambiente, por lo que se debe reforzar la capacidad de monitoreo del ecosistema marino y establecer adecuadas líneas bases”.

De este modo, se evitará vulnerar el equilibrio natural de los socio-ecosistemas marinos que poseen un gran valor ecológico, cuyas funciones y servicios ecosistémicos y territoriales son de carácter complejo”.

La siguiente imagen corresponde a un mapa de la Región de Coquimbo donde se muestra la disposición de usos y servicios y descarga de emisarios.

Las preocupaciones expresadas en esta entrevista son responsabilidad de quienes las emiten y sus planteamientos se vinculan con los planteamientos del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 14 Vida Submarina que propone “Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible”.

Por equipo Asia Pacífico: asiapacifico@bcn.cl

Publicación original: https://bit.ly/3VE4VHR